El Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) ha reanudado sus operaciones tras un periodo de paralización que se extendió por más de 20 días. Este reinicio, que tuvo lugar el 23 de julio de 2025 a las 09:20, fue anunciado por la Ministra de Energía, Inés Manzano, quien destacó la importancia de esta reactivación para el sector energético del país. La suspensión de las operaciones, que comenzó el 1 de julio, fue provocada por problemas de erosión en el Río Loco, lo que llevó a la empresa a tomar medidas preventivas para proteger la infraestructura del oleoducto.
La situación en la que se encontraba el OCP era crítica. La erosión regresiva en la zona había causado la pérdida de una meseta de 300 metros de ancho, lo que complicó aún más la colocación de una variante de la tubería. Aunque el bombeo se reactivó temporalmente el 7 de julio, un nuevo deslizamiento de tierra obligó a la empresa a detener nuevamente las operaciones. Esto llevó a la construcción de un segundo bypass en el kilómetro 100, en el cantón El Chaco, Napo, que finalmente permitió el reinicio del bombeo.
### Impacto de la Erosión en la Producción Petrolera
La erosión no solo afectó al OCP, sino que también puso en riesgo al Sistema de Oleoductos Transecuatoriano (SOTE), el segundo oleoducto más importante de Ecuador. Este ducto, que es crucial para el transporte de petróleo desde la Amazonía hasta los puertos de exportación en Esmeraldas, también suspendió sus operaciones debido a la inestabilidad en la zona. Como resultado, la producción petrolera del país tocó niveles mínimos, cayendo a 32,998 barriles diarios, lo que representa una disminución del 93% en comparación con los niveles anteriores a la emergencia.
La situación ha generado preocupación entre los actores del sector energético y económico, ya que la producción de petróleo es fundamental para la economía ecuatoriana. La caída en la producción no solo afecta a las empresas involucradas en la extracción y transporte de crudo, sino que también tiene repercusiones en el ingreso del Estado, que depende en gran medida de los ingresos petroleros. La falta de actividad en el sector ha llevado a un aumento en la incertidumbre económica, lo que podría tener efectos a largo plazo en la inversión y el desarrollo del país.
### Medidas y Estrategias para la Recuperación
Ante esta crisis, las autoridades y la empresa OCP han implementado diversas estrategias para mitigar los efectos de la erosión y asegurar la continuidad de las operaciones. La construcción de variantes en la tubería es una de las medidas más significativas, ya que permite desviar el flujo de crudo y proteger la infraestructura existente. Sin embargo, estas obras requieren tiempo y recursos, lo que ha llevado a la empresa a gestionar el crudo mediante drenaje controlado durante el periodo de suspensión, evitando pérdidas significativas.
Además, la situación ha puesto de relieve la necesidad de una evaluación más exhaustiva de las condiciones geológicas y climáticas en las áreas donde se encuentran los oleoductos. La erosión regresiva, exacerbada por las intensas lluvias, es un fenómeno que podría repetirse en el futuro si no se toman medidas preventivas adecuadas. Por lo tanto, es crucial que las autoridades y las empresas del sector trabajen en conjunto para desarrollar planes de contingencia que permitan enfrentar situaciones similares en el futuro.
La reactivación del OCP es un paso positivo, pero el camino hacia la estabilidad en la producción petrolera aún es incierto. La situación del SOTE, que aún no ha reiniciado el transporte de petróleo, sigue siendo un factor crítico que podría afectar la recuperación del sector. Las autoridades deben seguir monitoreando la situación y estar preparadas para actuar rápidamente si se presentan nuevos desafíos.
En resumen, la reanudación de las operaciones del Oleoducto de Crudos Pesados es un desarrollo alentador para el sector energético de Ecuador, pero también resalta la fragilidad de la infraestructura frente a fenómenos naturales. La colaboración entre el gobierno y las empresas del sector será esencial para garantizar la sostenibilidad y la seguridad de las operaciones en el futuro.