Ecuador se enfrenta a un desafío crítico en su sector energético, con la necesidad de instalar 921 megavatios (MW) para evitar cortes de luz en septiembre de 2025. Este déficit se ha convertido en un tema de preocupación nacional, especialmente considerando que el país ha dependido en ocasiones del suministro eléctrico de Colombia. La situación se complica aún más debido a los retrasos en la ejecución de proyectos de generación eléctrica, lo que eleva el riesgo de una crisis energética.
**El Plan de Generación Eléctrica y sus Retrasos**
El Gobierno ecuatoriano, a través del operador estatal de electricidad Cenace, ha identificado que se requieren 1.510 MW para satisfacer la demanda eléctrica del país. Hasta la fecha, solo se han instalado 589,2 MW, lo que deja un déficit de 490,8 MW de 2024 que se arrastra a 2025. A esto se suma un incremento de la demanda que requiere 430 MW adicionales, llevando el total a 920,8 MW.
El plan de generación incluye la construcción de varias centrales eléctricas, pero ha enfrentado serios retrasos. La empresa estadounidense Progen, encargada de instalar 50 MW en Quevedo y 100 MW en El Salitral, no ha cumplido con las fechas establecidas en los contratos, que originalmente preveían la operación para noviembre de 2024. Progen ha argumentado que incidentes ajenos a su control, como el Huracán Milton y problemas burocráticos, han contribuido a estos retrasos. La nueva fecha de operación se ha pospuesto para antes de septiembre de 2025, pero la incertidumbre persiste.
En Quevedo, la situación es aún más crítica, ya que la empresa aún no ha recibido todos los generadores necesarios para completar el proyecto. De los 20 generadores requeridos, solo han llegado 17, y se espera que los restantes lleguen a principios de junio de 2025. Sin embargo, proveedores y subcontratistas han expresado su preocupación por la falta de pagos, lo que ha llevado a la suspensión de trabajos en algunos casos.
**Alternativas y Nuevos Proyectos**
Además de Progen, la empresa Austral, con sede en Uruguay, también ha enfrentado retrasos en la instalación de 91 MW en Esmeraldas. Austral ha justificado su situación por eventos de fuerza mayor, como el conflicto en Medio Oriente que afectó el transporte de equipos. Originalmente, se esperaba que la planta comenzara a operar en marzo de 2025, pero hasta ahora no ha sido posible. Austral ha solicitado prórrogas y espera que la planta esté en funcionamiento entre mayo y junio de 2025.
Por otro lado, el Cenace también planeaba incorporar un sistema de 260 MW con motores a diésel alquilados en Pascuales. Sin embargo, el concurso para la licitación aún no se ha lanzado, lo que añade más incertidumbre a la situación. Las empresas participantes han indicado que si la licitación se lanza a mediados de junio, es posible que el sistema pueda estar operativo para septiembre, justo a tiempo para el inicio del estiaje.
El presidente Daniel Noboa ha mencionado que el aumento de lluvias a principios de año ha permitido dar mantenimiento a las centrales termoeléctricas, lo que podría ayudar a mitigar la crisis. Sin embargo, expertos como el consultor eléctrico Gabriel Secaira advierten que la única manera de garantizar un suministro eléctrico adecuado es la incorporación de los proyectos previstos en el informe del Cenace. Secaira también señala que el documento parte de un escenario optimista, asumiendo que no habrá un estiaje severo como el de 2024, que llevó a cortes de luz de hasta 14 horas.
La situación actual plantea un escenario de incertidumbre en el que la dependencia de las importaciones de electricidad de Colombia podría ser inevitable si no se logran instalar los megavatios necesarios. Esto se complica aún más por la disponibilidad de reservas de agua en Colombia, que también influye en su capacidad para exportar electricidad. En este contexto, el manejo adecuado de los embalses y la planificación de la generación eléctrica se vuelven cruciales para evitar una crisis energética en el país.
Ecuador se encuentra en una encrucijada energética, donde la falta de acción y la acumulación de retrasos en los proyectos de generación eléctrica podrían llevar a una nueva crisis. La necesidad de 921 MW es urgente, y el tiempo corre en contra del país. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán determinantes para asegurar un suministro eléctrico confiable y evitar cortes que afecten a la población y a la economía en general.