La situación en Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, ha sido crítica en los últimos días debido a las manifestaciones y bloqueos que han afectado el suministro de combustible. Desde el 1 de octubre de 2025, los ciudadanos han comenzado a experimentar una leve mejoría en la normalidad de sus actividades, pero el desabastecimiento de gasolina sigue siendo un problema significativo. Las largas filas en las gasolineras son un reflejo de la desesperación de los usuarios que, en algunos casos, han tenido que esperar hasta tres horas para poder cargar combustible.
**Impacto del Paro Nacional en la Vida Cotidiana**
El paro nacional que ha sacudido a Ecuador ha tenido repercusiones directas en la vida diaria de los habitantes de Ibarra. Durante diez días, las carreteras fueron bloqueadas, lo que resultó en un desabastecimiento generalizado de productos y servicios. Aunque el paso entre Otavalo e Ibarra se ha reabierto parcialmente, la situación sigue siendo tensa. Los semáforos han comenzado a funcionar nuevamente y algunos comercios han reabierto, pero la realidad de las gasolineras cuenta una historia diferente.
La mañana del 1 de octubre, los ciudadanos comenzaron a reportar a través de grupos de chat que los camiones cisterna estaban llegando a las estaciones de servicio. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para satisfacer la demanda. En una gasolinera ubicada cerca del Redondel de la Madre, se observó una fila que se extendía por seis cuadras, con más de 120 vehículos esperando su turno. A pesar de que algunos usuarios lograron cargar combustible en un tiempo relativamente corto de 30 minutos, otros han tenido experiencias mucho más frustrantes.
Un taxista compartió su experiencia, indicando que en días anteriores había tenido que dormir en su vehículo mientras esperaba su turno para cargar gasolina. Esta situación ha llevado a muchos a optar por gasolina Súper, a pesar de que el costo es más elevado y no siempre resulta rentable debido a la baja afluencia de clientes en sus negocios. La desesperación por trabajar ha llevado a algunos a tomar decisiones difíciles, como gastar más en combustible sin la certeza de recuperar esa inversión.
**La Resiliencia de la Comunidad**
A pesar de las dificultades, la comunidad de Ibarra ha mostrado una notable resiliencia. Los ciudadanos están intentando adaptarse a la nueva normalidad, buscando maneras de continuar con sus actividades diarias. Las estaciones de servicio que logran abastecerse de combustible se convierten en puntos de encuentro y conversación, donde los usuarios comparten sus experiencias y estrategias para enfrentar la crisis.
La llegada de combustible ha sido un alivio temporal, pero la incertidumbre persiste. Muchos ciudadanos se preguntan cuánto tiempo durará esta tregua en el suministro y si las autoridades podrán garantizar un flujo constante de gasolina en el futuro. La comunidad indígena de la Sierra norte de Ecuador ha anunciado una tregua temporal en el paro, lo que podría facilitar el diálogo con el Gobierno y, potencialmente, mejorar la situación en las próximas semanas.
Sin embargo, la situación en Otavalo sigue siendo crítica, con bloqueos viales que han aislado a la ciudad. Los manifestantes han instado a los comerciantes a cerrar sus negocios, lo que agrava aún más la crisis económica en la región. La falta de acceso a combustible no solo afecta a los vehículos particulares, sino también a los transportes públicos y a las actividades comerciales, creando un efecto dominó que impacta a toda la comunidad.
En medio de esta adversidad, los ciudadanos de Ibarra continúan buscando soluciones y apoyándose mutuamente. La solidaridad entre vecinos se ha vuelto más evidente, con personas compartiendo información sobre dónde encontrar combustible y ofreciendo ayuda a quienes lo necesitan. Esta situación ha puesto de manifiesto la importancia de la comunidad y la colaboración en tiempos de crisis.
La realidad de Ibarra es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, la comunidad puede unirse para enfrentar las adversidades. La esperanza de un retorno a la normalidad se mantiene viva, mientras los ciudadanos esperan que las autoridades logren resolver los problemas de abastecimiento y garanticen la estabilidad en la región.