En un episodio alarmante de violencia durante una manifestación en Bogotá, cuatro policías resultaron heridos tras ser atacados con flechas. Este incidente ocurrió el 17 de octubre de 2025, cuando un grupo de indígenas y colectivos sociales se congregó frente a la Embajada de Estados Unidos para protestar contra las políticas de ese país hacia Gaza y Venezuela. La manifestación, que se enmarcó dentro de una jornada antiimperialista, se tornó violenta, lo que llevó a la intervención de las fuerzas del orden.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, informó que los policías heridos sufrieron lesiones en la cara, piernas y brazos. En su declaración, enfatizó que «en Bogotá no hay espacio para la violencia» y que se tomarán acciones legales contra los responsables de estos actos. Galán también mencionó que algunos manifestantes, encapuchados, atacaron la embajada con artefactos incendiarios y explosivos, lo que obligó a la policía a actuar para restablecer el orden.
El Ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, calificó el ataque como un «intento de homicidio» y subrayó que el Estado colombiano no tolerará agresiones contra sus fuerzas de seguridad. En sus redes sociales, el ministro afirmó que quienes atacan a un miembro de la Fuerza Pública están atacando al Estado mismo. Esta postura refleja la creciente tensión entre las autoridades y los grupos manifestantes, que han intensificado sus protestas en los últimos meses.
### Contexto de la Manifestación
La manifestación en Bogotá fue convocada por el Congreso de los Pueblos, una plataforma que agrupa a comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes y movimientos sociales. Este grupo llegó a la capital el 13 de octubre y, sin la debida autorización, ocupó una plazoleta de la Universidad Nacional, una de las principales instituciones de educación pública en Colombia. La protesta se centró en la oposición a las políticas de Estados Unidos, que muchos consideran perjudiciales para la región.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, también se pronunció sobre los eventos, indicando que había ordenado medidas de protección para la Embajada de Estados Unidos. Criticó al Congreso de los Pueblos por la agresión a la policía, especialmente después de que se había llegado a un acuerdo para levantar bloqueos en otras áreas. La situación refleja un clima de descontento social que ha ido en aumento, con diversas comunidades expresando su frustración ante lo que consideran un abandono por parte del gobierno.
### Reacciones y Consecuencias
Las reacciones a este ataque han sido variadas. Mientras que algunos sectores de la sociedad civil condenan la violencia y apoyan la intervención de la policía, otros critican la respuesta del gobierno, argumentando que la represión no es la solución a las demandas sociales. La polarización en el país se hace evidente, y las manifestaciones continúan siendo un punto de fricción entre el gobierno y los grupos sociales.
Las autoridades han informado que se registraron 137 detenidos durante las protestas en otras regiones del país, lo que indica que la situación no es exclusiva de Bogotá. En Imbabura, por ejemplo, los bloqueos continúan, y las tensiones entre las comunidades indígenas y el gobierno se mantienen altas. Este contexto de protestas y violencia plantea un desafío significativo para la administración de Petro, que busca equilibrar la seguridad pública con el respeto a los derechos de los manifestantes.
La comunidad internacional también observa con atención estos eventos, ya que la forma en que el gobierno colombiano maneje la situación podría tener repercusiones en su imagen y en las relaciones diplomáticas, especialmente con Estados Unidos. Las protestas en Colombia no son un fenómeno nuevo, pero la intensidad y la violencia de los recientes episodios han llevado a un llamado a la reflexión sobre las políticas de seguridad y la necesidad de un diálogo más efectivo entre el gobierno y las comunidades afectadas.
En resumen, el ataque a los policías durante la manifestación en Bogotá es un reflejo de un descontento social más amplio que está presente en Colombia. La respuesta del gobierno y la forma en que se manejen estas tensiones serán cruciales para el futuro del país y su estabilidad social.