A partir del 20 de mayo de 2025, el mundo ha dado un paso significativo en la gestión de crisis sanitarias con la aprobación de un Tratado Global para enfrentar futuras pandemias. Este acuerdo, que surge tras años de negociaciones entre más de 190 países, busca establecer un marco sólido para la prevención, preparación y respuesta ante emergencias sanitarias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido el organismo encargado de facilitar estas conversaciones, culminando en un paquete de 35 artículos que abordan aspectos críticos para la salud pública global.
### La Necesidad de un Tratado Global
La pandemia de COVID-19 expuso las vulnerabilidades de los sistemas de salud en todo el mundo. La falta de preparación y la escasez de recursos médicos fueron evidentes en las primeras etapas de la crisis, lo que llevó a una alta mortalidad y a un colapso en muchos sistemas de salud. La comunidad científica ha advertido que una nueva pandemia es inevitable, con un 50% de probabilidad de que ocurra antes de 2050, lo que hace aún más urgente la implementación de este tratado.
El acuerdo tiene como objetivo evitar que se repitan los errores del pasado, garantizando que los países estén mejor equipados para manejar futuras crisis sanitarias. Esto incluye asegurar un acceso equitativo a medicamentos, vacunas y tecnologías sanitarias, especialmente para las naciones más vulnerables. La creación de un «Sistema de Acceso y Reparto de Beneficios» es uno de los pilares del tratado, que permitirá el intercambio de patógenos y datos genéticos, asegurando que los países que contribuyan a la investigación también se beneficien de los avances resultantes.
### Contenido y Estructura del Tratado
El Tratado Global no solo se centra en la respuesta inmediata a pandemias, sino que también establece un compromiso a largo plazo con la equidad en la salud. Entre sus disposiciones más destacadas se incluye la obligación de las farmacéuticas de suministrar un 20% de su producción de vacunas y tratamientos a la OMS, distribuyéndolos según las necesidades de los países, especialmente aquellos con menos recursos. Esto se desglosa en un 10% como donación y otro 10% a precios asequibles.
Además, el tratado contempla un mecanismo para facilitar la transferencia de tecnología. En situaciones de emergencia, se permitirá la suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual, lo que permitirá que la producción de insumos médicos se descentralice y se adapte a las necesidades locales. Sin embargo, la implementación de estos mecanismos aún está en discusión, y se espera que se incorporen al tratado como anexos en el futuro.
Uno de los desafíos más significativos en la negociación del tratado fue la resistencia de algunos países con industrias farmacéuticas fuertes a flexibilizar las patentes y permitir un acceso más amplio a la tecnología. La efectividad del tratado dependerá en gran medida de la capacidad de los países en desarrollo para acceder a los insumos necesarios para combatir pandemias, un aspecto que aún no está completamente resuelto.
El tratado ahora entra en la fase de ratificación, donde se requiere que al menos 60 Estados miembros de la OMS lo aprueben para que entre en vigor. Es importante destacar que la parte final del acuerdo se negoció sin la participación de Estados Unidos, que ha mostrado una tendencia a retirarse de compromisos internacionales. Sin embargo, se ha señalado que incluso si Estados Unidos hubiera estado presente, es probable que no hubiera ratificado el tratado debido a su política exterior.
La creación de un fondo internacional para financiar el tratado es otro aspecto que necesita atención. Aunque se ha propuesto la creación de este fondo, aún no se han definido claramente las fuentes de financiación, cómo se asignarán los recursos y cómo se garantizará su sostenibilidad a largo plazo.
El Tratado Global para gestionar pandemias representa un avance crucial en la cooperación internacional en salud pública. A medida que el mundo se enfrenta a la inevitabilidad de futuras crisis sanitarias, este acuerdo ofrece un marco que podría salvar millones de vidas y mitigar el impacto de pandemias en el futuro. La implementación efectiva de sus disposiciones será clave para garantizar que todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, estén preparados para enfrentar los desafíos que vendrán.