La situación en Ecuador se ha vuelto crítica con el paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que ha cumplido una semana de movilizaciones. El Gobierno, liderado por el presidente Daniel Noboa, ha mantenido una postura firme, rechazando cualquier posibilidad de negociación y calificando las protestas de actos terroristas. La vocera del Gobierno, Carolina Jaramillo, ha sido clara en sus declaraciones, afirmando que no se retrocederá en las decisiones tomadas y que las Fuerzas Armadas están actuando en defensa de la población.
Durante una rueda de prensa en Latacunga, Jaramillo se refirió a los recientes acontecimientos en Cotacachi, donde un comunero kichwa, Efraín Fuerez, perdió la vida en el contexto de las manifestaciones. Este trágico suceso ha generado una ola de críticas hacia la actuación de las fuerzas del orden, que han sido acusadas de usar la fuerza letal de manera ilegítima. Organizaciones de derechos humanos, como la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), han denunciado que Fuerez fue alcanzado por un disparo de las Fuerzas Armadas durante la represión de las protestas.
El Gobierno, por su parte, ha defendido su actuación, asegurando que los militares han ejercido un uso progresivo de la fuerza para proteger a quienes necesitaban el convoy humanitario que intentaba ingresar a Imbabura. Este convoy, encabezado por el presidente Noboa y varios ministros, fue recibido con agresiones, lo que ha llevado a la administración a calificar a los manifestantes como violentos que no representan a la población ecuatoriana.
### La Respuesta del Gobierno y la Situación en Cotacachi
El operativo del Gobierno se llevó a cabo el 28 de septiembre de 2025, cuando un convoy humanitario intentó llegar a Imbabura. Jaramillo afirmó que la comitiva fue atacada con bombas molotov, piedras y otros obstáculos, lo que impidió que la ayuda llegara a quienes la necesitaban. Este relato contrasta con el de la Conaie, que ha denunciado una fuerte represión en la zona y ha afirmado que se han bloqueado las señales telefónicas y de redes sociales para dificultar la comunicación entre los manifestantes.
La situación en Cotacachi es un reflejo de las tensiones que han ido en aumento en el país. Las protestas han sido motivadas por diversas demandas sociales y económicas, que incluyen el rechazo a las políticas del Gobierno y la exigencia de mejores condiciones de vida para las comunidades indígenas. Sin embargo, la respuesta del Ejecutivo ha sido de confrontación, lo que ha llevado a un aumento de la violencia en las calles.
El presidente Noboa ha insistido en que no se permitirá que la violencia y el caos prevalezcan, y ha instado a los manifestantes a cesar sus acciones. Sin embargo, la postura del Gobierno ha sido criticada por diversos sectores de la sociedad, que consideran que el diálogo es la única solución viable para resolver los conflictos.
### La Perspectiva de la Conaie y la Reacción de la Sociedad
La Conaie ha mantenido su posición de resistencia, argumentando que las protestas son una forma legítima de expresar el descontento de las comunidades indígenas. La organización ha convocado a sus bases a continuar con las movilizaciones, a pesar de la represión y las amenazas del Gobierno. En un comunicado, la Conaie expresó su rechazo a la violencia ejercida por las fuerzas del orden y exigió justicia por la muerte de Efraín Fuerez.
La sociedad ecuatoriana se encuentra dividida ante esta situación. Mientras algunos apoyan las acciones del Gobierno y consideran que es necesario restablecer el orden, otros ven en las protestas una oportunidad para exigir cambios profundos en la política y la economía del país. La falta de diálogo y la escalada de la violencia han generado un clima de incertidumbre que podría tener consecuencias graves para la estabilidad del país.
En medio de este contexto, las organizaciones de derechos humanos han hecho un llamado a la comunidad internacional para que observe la situación en Ecuador y presione al Gobierno para que respete los derechos de los manifestantes. La situación sigue siendo tensa, y el futuro de las protestas y la respuesta del Gobierno son inciertos, lo que deja a la población en un estado de alerta y preocupación por lo que pueda suceder en los próximos días.