La noche del 8 de noviembre de 2025, el Estadio Olímpico Atahualpa en Quito se convirtió en el epicentro de la música latina, al recibir a la icónica Shakira en el primero de sus tres conciertos programados en la ciudad. Con una mezcla de nostalgia, sensualidad y tecnología, la artista colombiana deslumbró a más de 35,000 fanáticos que se reunieron para disfrutar de su espectáculo, parte de la gira mundial ‘Las Mujeres Ya No Lloran’. Este evento no solo marcó un hito en la carrera de Shakira, sino que también estableció un récord histórico en Ecuador, al convocar a más de 100,000 personas en total durante sus presentaciones.
La atmósfera en el estadio era electrizante. Desde horas antes del inicio del concierto, los fanáticos comenzaron a llegar, muchos de ellos luciendo cabelleras moradas y prendas brillantes, en un claro homenaje a su famosa canción ‘Las de la Intuición’. Otros optaron por camisetas estampadas con la figura hipnótica de Shakira, mientras que algunos llevaban diademas con orejas de lobo, un símbolo de conexión con la artista. La espera se hizo amena con una selección de música latina que incluyó éxitos de Bad Bunny, Karol G e Ivy Queen, creando un ambiente festivo que preparó a los asistentes para la llegada de la estrella.
El espectáculo comenzó puntualmente a las 21:41, cuando las luces se apagaron y un brillo plateado iluminó la entrada del escenario. Shakira, acompañada de sus bailarines y algunos influencers, hizo su aparición entre gritos y celulares alzados, listos para capturar el momento. Durante dos horas, la artista dominó el escenario, comenzando con un popurrí de éxitos que incluyó ‘Las de la Intuición’ y ‘Estoy Aquí’. A lo largo de su actuación, Shakira recorrió su vasta carrera musical, presentando una serie de canciones que resonaron profundamente en el corazón de sus fans.
El espectáculo no solo se trató de música; fue una experiencia visual impresionante. Con una pantalla gigante de alta resolución, cambios de vestuario espectaculares y escenografías complejas, cada momento del concierto fue cuidadosamente diseñado para mantener a la audiencia cautivada. Shakira también se tomó un tiempo para interactuar con el público, agradeciendo su amor y pidiendo disculpas por no haber visitado Ecuador desde 2018. Sus palabras de empoderamiento y amor propio resonaron entre los asistentes, quienes respondieron con vítores y aplausos.
A lo largo de la noche, Shakira interpretó una variedad de canciones que abarcaron su carrera, desde clásicos como ‘Antología’ y ‘Pies Descalzos’ hasta éxitos más recientes como ‘Te Felicito’ y ‘Chantaje’. Sin embargo, a pesar de la energía palpable en el estadio, algunos fanáticos optaron por grabar el espectáculo en lugar de disfrutarlo plenamente, subiendo a las sillas y levantando sus teléfonos celulares. Esto limitó la visibilidad para otros asistentes, lo que generó un debate sobre la experiencia del concierto y la necesidad de disfrutar el momento presente.
El cierre del concierto fue tan poderoso como su inicio, con la interpretación de ‘Shakira: Bzrp Music Sessions, Vol. 53/66’, una canción que encapsula una mezcla de emociones como rabia, dolor y satisfacción. La energía colectiva del público se sintió en cada rincón del estadio, convirtiendo la experiencia en un verdadero aullido unísono de la manada de fans. La conexión entre Shakira y su audiencia fue palpable, y muchos sintieron que asistir a un concierto debería ser una explosión de energía, donde el canto y la celebración superen la digitalización del momento.
Shakira no solo ofreció un espectáculo musical; brindó una experiencia que unió a miles de personas en una celebración de la música y la cultura latina. Su capacidad para conectar con el público, junto con la producción de alta calidad del evento, hizo de esta noche un recuerdo imborrable para todos los asistentes. Con dos conciertos más programados en Quito, la expectativa por lo que vendrá es alta, y los fanáticos ya están ansiosos por revivir la magia de Shakira en el escenario.
