En el área metropolitana de Guayaquil, la expansión inmobiliaria ha dado lugar a un fenómeno urbano notable: las urbanizaciones privadas. Estos conjuntos habitacionales, caracterizados por sus muros y garitas de seguridad, se han convertido en la opción preferida para muchas familias que buscan un estilo de vida que les brinde seguridad y comodidad. Sin embargo, un análisis crítico desde el Observatorio Urbano y Territorial de la Universidad Católica de Guayaquil revela que, a pesar de sus ventajas organizativas, estas urbanizaciones presentan serias carencias que afectan la calidad de vida de sus residentes.
El Observatorio, que ha estado activo desde 2017, se ha enfocado en investigar y replantear el futuro de estas urbanizaciones. Aunque reconocen que ofrecen una estructura organizativa que puede ser beneficiosa, también señalan que a menudo carecen de equipamientos urbanos básicos, como servicios de salud, educación y recreación, que son esenciales para el bienestar de los habitantes. Según los investigadores, este modelo de urbanización deja de lado el uso de suelo comercial y no se adapta a las necesidades de la comunidad.
### Desafíos de la Urbanización Privada
Ricardo Pozo, coordinador del Observatorio y director de la carrera de Arquitectura, destaca que la urbanización privada se opone a los ideales teóricos que se enseñan en las aulas, donde se promueve la inclusión y el uso equitativo del espacio público. Sin embargo, la alta demanda de este tipo de vivienda, impulsada por los altos índices de inseguridad en Guayaquil, ha llevado a los arquitectos a diseñar urbanizaciones cerradas, incluso para estratos socioeconómicos medios y bajos.
Las investigaciones del Observatorio se centran en áreas como la vía a la Costa, donde se han desarrollado más de 114 urbanizaciones que albergan a aproximadamente 100,000 personas. A pesar de su popularidad, estas urbanizaciones enfrentan críticas por su desconexión con el entorno y las necesidades de sus habitantes. La calidad de las áreas verdes es una de las principales deficiencias identificadas. Aunque se cumple con el mínimo del 10% de superficie destinada a estas zonas, muchas de ellas son meramente ornamentales y no se integran con el ecosistema local, como los manglares o los bosques secos.
Valentina Valenzuela, una de las investigadoras del Observatorio, enfatiza que un área verde no debe limitarse a arbustos y césped ornamental. Debe ofrecer infraestructura adecuada para actividades recreativas y estar compuesta por vegetación que proporcione sombra y confort térmico. Además, señala la necesidad de ajustar los diseños a los cambios climáticos y a las necesidades sociales de los habitantes, promoviendo un enfoque inclusivo y principios de economía circular.
### La Falta de Servicios y Comercios
Otro aspecto crítico que se ha identificado es la escasez y dispersión de equipamientos y comercios dentro de las urbanizaciones. Fernando Sánchez, estudiante de arquitectura y miembro del Observatorio, señala que la investigación busca establecer lineamientos para que las urbanizaciones consolidadas en la vía a la Costa puedan transformarse gradualmente, con la participación activa de sus habitantes. La idea no es imponer un diseño desde la perspectiva del arquitecto, sino proporcionar herramientas para que los residentes definan cambios según sus necesidades.
La falta de comercios internos, que están prohibidos en muchas urbanizaciones, obliga a los vecinos a depender de sus vehículos incluso para realizar compras básicas. Esto no solo incrementa la huella de carbono, sino que también limita la accesibilidad a servicios esenciales. En este contexto, el Observatorio ha realizado levantamientos de información en la vía a la Costa y en las parroquias urbanas de La Puntilla y La Aurora, identificando la necesidad de equipamientos comunitarios que faciliten el acceso a servicios cotidianos.
Susana Mizhquiri, investigadora junior del Observatorio, ha destacado que el mapeo realizado ha revelado la existencia de numerosos microemprendimientos dentro de las urbanizaciones. Cada conjunto habitacional alberga entre 20 y 100 pequeños negocios que operan desde viviendas, lo que refleja una necesidad de servicios de cercanía. Este fenómeno se intensificó durante la pandemia y pone de manifiesto la importancia de contar con un uso de suelo mixto que permita la coexistencia de residencias y comercios.
El Observatorio Urbano y Territorial está trabajando en el concepto de ‘metabolismo urbano’ para evaluar la huella ecológica de las urbanizaciones cerradas y proponer mejoras al modelo actual. A través de herramientas como Google Maps y geovisores, se han identificado más de 1,000 equipamientos en La Aurora y La Puntilla, lo que subraya la importancia de planificar el uso de suelo desde el diseño del proyecto. Sin embargo, la realidad es que muchas veces se prioriza la demanda de uso residencial, dejando de lado la necesidad de integrar espacios comerciales que beneficien a la comunidad.
En resumen, el Observatorio Urbano y Territorial de la Universidad Católica de Guayaquil está realizando un trabajo fundamental para repensar el futuro de las urbanizaciones privadas en la ciudad. A través de un enfoque crítico y participativo, buscan no solo identificar las deficiencias del modelo actual, sino también proponer soluciones que mejoren la calidad de vida de los habitantes y fomenten un desarrollo urbano más sostenible e inclusivo.