Las comunidades indígenas de Otavalo, en la provincia de Imbabura, han intensificado sus protestas desde el 2 de octubre de 2025, marcando la undécima jornada de un paro nacional que ha transformado la dinámica social y económica de la región. La eliminación del subsidio al diésel por parte del presidente Daniel Noboa ha sido el detonante de estas manifestaciones, que han llevado a los habitantes a tomar las calles y a radicalizar sus acciones.
La situación en Otavalo se ha vuelto crítica, con manifestantes organizándose en grupos de entre 10 y 30 personas para bloquear el comercio y la circulación de vehículos. Desde la madrugada del 2 de octubre, los protestantes han establecido barricadas con piedras, palos y alambres de púas en las principales intersecciones de la ciudad, impidiendo el paso de carros y motos. Esta estrategia busca no solo visibilizar su descontento, sino también ejercer presión sobre el gobierno para que revoque la decisión que afecta a sus medios de vida.
### La respuesta de la comunidad y el impacto en el comercio
La respuesta de los comerciantes ha sido variada. Muchos han cerrado sus negocios por miedo a represalias, mientras que otros han optado por operar de manera clandestina. En un intento por sobrevivir, algunos restaurantes han comenzado a ofrecer sus productos a través de ventas informales, abriendo las puertas solo lo suficiente para atender a los clientes. Esta situación ha llevado a un aumento en la tensión entre los manifestantes y aquellos que intentan mantener sus actividades comerciales.
Un ejemplo de esta dinámica se observa en una panadería local, donde la dependienta fue encerrada por manifestantes que aseguraron la puerta del local. A pesar de las amenazas, algunos comerciantes han decidido arriesgarse y continuar operando, aunque con el riesgo de ser atacados o de sufrir daños a sus propiedades. Un caso notable fue el de un propietario de farmacia que sufrió daños en su vehículo, con llantas pinchadas por los manifestantes.
Además de los problemas de seguridad, la escasez de productos básicos se ha vuelto evidente. La falta de gas doméstico ha llevado a muchos restaurantes a improvisar en sus menús, utilizando equipos eléctricos para cocinar. Una dueña de restaurante comentó que, aunque aún pueden ofrecer algunos platillos, la falta de gas limita severamente su capacidad de operación. La situación se complica aún más con el cierre de gasolineras, lo que ha dejado a muchos sin acceso a combustible para sus vehículos.
### La situación humanitaria y el futuro de las protestas
La crisis humanitaria en Otavalo se ha intensificado, con la población enfrentando un desabastecimiento crítico de productos esenciales. A pesar de que algunos operativos han permitido el ingreso de suministros médicos, como oxígeno para el hospital local, la falta de gas y alimentos sigue siendo un problema apremiante. Las autoridades municipales han intentado establecer corredores humanitarios para facilitar el ingreso de productos, pero hasta el momento no se han concretado acuerdos efectivos.
El clima de tensión se ha visto exacerbado por enfrentamientos previos entre manifestantes y fuerzas del orden, que han dejado un saldo de heridos y un comunero fallecido. Estos eventos han generado un ambiente de desconfianza y miedo, tanto entre los manifestantes como entre los comerciantes que intentan sobrevivir en medio de la crisis.
La comunidad indígena de Otavalo ha dejado claro que su lucha no solo es por la revocación del decreto que eliminó el subsidio al diésel, sino también por el reconocimiento de sus derechos y la defensa de su territorio. A medida que las protestas continúan, la situación en Otavalo se convierte en un reflejo de las tensiones más amplias que enfrenta Ecuador, donde las decisiones gubernamentales impactan directamente en la vida de las comunidades más vulnerables. La capacidad de respuesta del gobierno y la disposición de los manifestantes para seguir luchando determinarán el futuro de esta crisis.