Las elecciones presidenciales en Bolivia, programadas para el 17 de agosto, se perfilan como un punto de inflexión en la política del país. Después de casi dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales y posteriormente por Luis Arce, el panorama electoral muestra un cambio significativo. Las encuestas recientes indican que dos candidatos de derecha, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, están liderando las preferencias del electorado, lo que podría llevar a una segunda vuelta electoral el 19 de octubre.
El MAS, que ha sido el partido gobernante desde 2005, enfrenta una crisis sin precedentes. La situación económica del país ha deteriorado, con una inflación interanual que alcanzó el 24,8% en julio, la cifra más alta desde 2008. Esta crisis ha llevado a los bolivianos a cuestionar la efectividad del gobierno actual y ha impactado negativamente en la popularidad del partido. La escasez de dólares ha obligado al gobierno a implementar políticas de subsidios que han agotado casi por completo las reservas internacionales de divisas, lo que ha generado un clima de incertidumbre entre la población.
### La caída del MAS y el ascenso de la oposición
El MAS ha disfrutado de un apoyo casi inquebrantable durante sus años en el poder, pero las circunstancias actuales han cambiado drásticamente. Samuel Doria Medina, un empresario de centroderecha, y Jorge Quiroga, expresidente de Bolivia, han capitalizado el descontento popular. Según las encuestas de Ipsos-Ciesmori y Captura Consulting, Doria Medina lidera con un 21,2% y 21,6% respectivamente, mientras que Quiroga le sigue de cerca con un 20%. Esta tendencia sugiere que, si se confirma en las elecciones, ambos candidatos se enfrentarán en un balotaje, lo que podría marcar el fin de la hegemonía del MAS.
La campaña de Doria Medina se ha centrado en la necesidad de un cambio y en la promesa de una gestión más eficiente y transparente. Por su parte, Quiroga ha apelado a su experiencia como exmandatario para atraer a los votantes que buscan estabilidad y un retorno a políticas más conservadoras. La polarización entre estos candidatos y el MAS ha llevado a un aumento en el interés electoral, con un 14,6% de los votantes considerando la opción de votar nulo, una estrategia impulsada por Evo Morales para deslegitimar a sus oponentes.
### La estrategia de Evo Morales y su legado
Evo Morales, quien fue el primer presidente indígena de Bolivia y un símbolo del Socialismo del Siglo XXI, se encuentra en una posición complicada. Después de haber renunciado a su militancia en el MAS y de haber perdido su liderazgo en el partido que él mismo fundó, Morales ha optado por una campaña de voto nulo. Esta estrategia busca desviar votos de los candidatos opositores y mantener la relevancia de su figura en un contexto donde su partido podría perder el poder.
Sin embargo, la situación personal de Morales también es crítica. Desde octubre, se ha refugiado en la zona cocalera del Chapare para evadir una orden de captura relacionada con un caso de trata de menores, un cargo que él niega. Esta situación ha afectado su capacidad para hacer campaña de manera efectiva y ha generado dudas sobre su futuro político. La imagen de Morales ha sido dañada, y su llamado al voto nulo refleja su desesperación por mantener algún tipo de influencia en el escenario político.
La crisis económica y la falta de apoyo popular han llevado al MAS a una encrucijada. La posibilidad de perder el poder en las próximas elecciones representa no solo un cambio en la administración, sino también un cambio en la dirección política del país. La historia reciente de Bolivia ha estado marcada por la lucha entre el socialismo y la oposición de derecha, y el resultado de estas elecciones podría definir el rumbo del país en los próximos años.
A medida que se acerca la fecha de las elecciones, la atención se centra en cómo los votantes responderán a la crisis actual y qué decisiones tomarán en las urnas. La polarización política, la desconfianza en el gobierno y la búsqueda de alternativas son factores que jugarán un papel crucial en el desenlace de esta contienda electoral. Bolivia se encuentra en un momento decisivo, y el 17 de agosto podría ser el día que marque un nuevo capítulo en su historia política.