La Policía Nacional de Ecuador ha lanzado una innovadora iniciativa en Quito, conocida como el curso vacacional Poli Scout, que tiene como objetivo principal fortalecer los lazos entre la comunidad y las fuerzas del orden, al mismo tiempo que busca ofrecer a los niños y adolescentes un espacio seguro y educativo durante las vacaciones. Este programa, liderado por el cabo primero Óscar Romero, se ha convertido en un faro de esperanza para muchos menores, brindándoles la oportunidad de aprender y crecer en un ambiente positivo.
### Un Nuevo Enfoque en la Educación Juvenil
El curso vacacional Poli Scout, que se lleva a cabo en la capital ecuatoriana, ha atraído a cerca de 120 niños y adolescentes, quienes asisten diariamente para participar en diversas actividades educativas y recreativas. Óscar Romero, un experimentado policía con más de 13 años de servicio, ha decidido dejar de lado su arma para dedicarse a esta noble causa. La iniciativa no solo busca educar, sino también cambiar la percepción que muchos jóvenes tienen sobre la policía. Romero menciona que, a menudo, los niños llegan con miedo o desconfianza, influenciados por la imagen negativa que se ha cultivado en la sociedad. Sin embargo, a medida que avanza el curso, los menores comienzan a abrirse y a ver a los policías como aliados en lugar de adversarios.
Romero enfatiza la importancia de romper con los estigmas que han sido transmitidos de generación en generación. «Tratamos de cambiar la narrativa de que los policías son solo figuras de autoridad que reprimen. Estamos aquí para servir y proteger», afirma. Este cambio de mentalidad es fundamental para construir una relación más sólida entre la comunidad y la policía, y para fomentar un ambiente de confianza y respeto mutuo.
### La Importancia de la Educación y la Inclusión
El curso no solo se centra en la educación formal, sino que también aborda temas cruciales como el respeto, la solidaridad y el uso responsable de la tecnología. Romero destaca que es esencial que los valores aprendidos en el curso se refuercen en el hogar. Los padres juegan un papel vital en este proceso, ya que su apoyo y participación son fundamentales para que los niños internalicen lo aprendido. «Es un trabajo en equipo. La educación no termina en el aula, debe continuar en casa», señala.
Además, el curso vacacional Poli Scout se distingue por su enfoque inclusivo, permitiendo la participación de niños con discapacidades. Romero menciona que todos los menores, independientemente de sus habilidades, son bienvenidos y se les brinda un espacio donde pueden compartir y aprender juntos. «Hacemos actividades en grupo, como el pambamesa, donde todos comparten alimentos y experiencias. Esto fomenta un sentido de comunidad y pertenencia», explica.
El impacto de esta iniciativa va más allá de la educación. Romero ha visto cómo algunos de los niños que participan en el curso han logrado alejarse de situaciones de riesgo, como el consumo de drogas y la influencia de pandillas. A través de su experiencia personal y profesional, comparte historias que sirven como advertencias, pero también como motivación para que los jóvenes elijan un camino diferente. «Les cuento sobre los peligros que enfrenté en mi carrera y cómo es posible cambiar su destino. La educación es la clave para un futuro mejor», concluye.
La labor de la Policía Nacional en este contexto es un ejemplo de cómo las instituciones pueden involucrarse de manera proactiva en la comunidad, ofreciendo soluciones creativas y efectivas para abordar problemas sociales. La iniciativa Poli Scout no solo busca educar, sino también inspirar a los jóvenes a convertirse en ciudadanos responsables y comprometidos con su entorno.
En resumen, el curso vacacional Poli Scout en Quito es una muestra del potencial transformador que puede tener la educación y la colaboración entre la policía y la comunidad. A través de este programa, se están sembrando las semillas de un futuro más prometedor para los niños y adolescentes, quienes, con el apoyo adecuado, pueden convertirse en agentes de cambio en su sociedad. La experiencia de Óscar Romero y su equipo es un testimonio de que, con dedicación y esfuerzo, es posible rescatar vidas y construir un entorno más seguro y solidario para todos.
