El paro nacional en Ecuador, que comenzó el 22 de septiembre de 2025, ha alcanzado su día número 13, y las repercusiones económicas son cada vez más evidentes. La Cámara de Industrias y Producción (CIP) ha emitido un informe alarmante, indicando que las pérdidas superan los 70 millones de dólares. Este monto no incluye los daños a la propiedad privada ni las pérdidas en las provincias de Chimborazo y Cañar, que también han sido severamente afectadas por los cierres viales.
### Sectores Afectados por el Paro
Los sectores más perjudicados incluyen la floricultura, la industria láctea y el turismo. En particular, el sector florícola ha sido devastado, con pérdidas estimadas en 11 millones de dólares, según Alejandro Martínez, presidente de Exploflores. Este sector ha visto un impacto directo en sus operaciones, con ocho fincas completamente afectadas y otras 45 con pérdidas significativas. La situación se agrava con la violencia que ha surgido en algunas áreas, donde individuos han aprovechado la situación para extorsionar a los trabajadores y empresarios.
El sector lácteo, especialmente en las provincias de Imbabura y Carchi, también ha reportado pérdidas considerables. Los productores han enfrentado no solo la imposibilidad de vender sus productos, sino también un aumento en los costos operativos debido a la necesidad de buscar rutas alternativas para el transporte. Esto ha llevado a un incremento en los precios, afectando aún más a los consumidores.
El turismo, un pilar fundamental de la economía ecuatoriana, ha sentido el impacto de manera significativa. Holbach Muñetón, presidente de la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo, ha señalado que el sector pierde entre 2 y 2.5 millones de dólares diarios. Aunque el paro se concentra en ciertas provincias, el miedo a quedar varado ha llevado a una disminución en la ocupación hotelera en todo el país. En lugares como Baños, la ocupación ha caído al 50%, mientras que en Guayaquil se sitúa en un 60%.
### Reacciones y Futuras Implicaciones
La situación ha llevado a líderes como Marlon Vargas, presidente de la Conaie, a considerar la posibilidad de radicalizar las protestas, incluyendo la toma de Quito. Este tipo de acciones podría intensificar aún más el impacto económico, ya que la capital es un centro neurálgico para muchas actividades comerciales y turísticas.
La CIP ha advertido que las pérdidas económicas no solo afectan a los sectores mencionados, sino que también tienen un efecto dominó en la economía nacional. Las pequeñas y medianas empresas, que dependen del flujo constante de clientes y turistas, están en una situación crítica. Muchos comercios han tenido que cerrar temporalmente, lo que agrava la crisis laboral en el país.
La preocupación por el futuro es palpable, especialmente con el feriado por la Independencia de Guayaquil a la vista, que se extiende del 9 al 12 de octubre. Si el paro continúa, las pérdidas podrían ser aún más devastadoras, privando al sector turístico de una oportunidad crucial para recuperarse.
Los empresarios y trabajadores están en una encrucijada, donde la necesidad de diálogo y solución pacífica se vuelve cada vez más urgente. La economía ecuatoriana, que ya enfrenta desafíos significativos, podría sufrir un golpe aún mayor si las tensiones persisten. Las autoridades y los líderes comunitarios deben encontrar un camino hacia la reconciliación que permita reactivar la economía y garantizar la estabilidad social en el país.