La migración es un fenómeno que ha marcado la vida de millones de personas en todo el mundo, y en el caso de los ecuatorianos, muchos han encontrado en España un nuevo hogar. Sin embargo, la experiencia de migrar no siempre es sencilla, especialmente para aquellos que enfrentan desafíos adicionales, como la discapacidad. Este es el caso de David y Carlos, dos migrantes ecuatorianos que han logrado superar obstáculos significativos en su camino hacia la inclusión y la realización personal en un país extranjero.
**El Viaje de la Inclusión**
David y Carlos llegaron a España siendo niños, cada uno con su propia historia y sueños. David, originario de Guayaquil, llegó a Madrid a la edad de cuatro años, mientras que Carlos, de Loja, se mudó a la misma ciudad a los diez. Ambos fueron diagnosticados con discapacidad intelectual, lo que les presentó un conjunto único de desafíos en su proceso de adaptación y escolarización. En España, el sistema educativo se convierte en la puerta de entrada para muchos migrantes, y en el caso de David y Carlos, fue fundamental para su desarrollo.
La escolarización obligatoria en España para niños de entre 3 y 16 años permite que se realicen evaluaciones psicopedagógicas que identifican las necesidades educativas especiales. Esto es crucial, ya que en muchos países de origen, como Ecuador, el acceso a apoyos educativos y médicos es limitado. En contraste, el sistema español ofrece recursos y apoyo a las familias, lo que les permite iniciar un camino hacia la inclusión.
Sergio Martín Santos, orientador en un centro educativo en Madrid, destaca la importancia de este proceso: «La vía educativa es siempre la primera. Todos los niños deben ser escolarizados de forma obligatoria, y este paso inicial cumple el objetivo fundamental de identificar las necesidades especiales del menor». Gracias a este enfoque, David y Carlos pudieron acceder a los recursos necesarios para su desarrollo académico y personal.
**Superando Barreras y Cumpliendo Sueños**
A pesar de los desafíos que enfrentaron durante su escolarización, como el bullying y la repetición de cursos, David y Carlos lograron culminar su educación y participar en programas de formación que les han permitido avanzar en sus vidas. Ambos se unieron al proyecto #MásSueñosMenosLímites de la Fundación AMÁS, que se centra en la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual. Este programa es innovador porque se enfoca en los sueños y aspiraciones de cada individuo, en lugar de ajustarse a las necesidades del mercado laboral.
Sonia Hernández, preparadora laboral del proyecto, explica que el enfoque se basa en las capacidades y deseos de cada persona: «Nosotros le dimos un giro a la búsqueda de empleo y nos adaptamos a la necesidad de la persona, no a la oferta ni a la demanda». Esta metodología ha permitido que David, ahora de 29 años, trabaje en Decathlon, donde se siente valorado y parte del equipo, mientras que Carlos, de 34 años, trabaja en la Fundación AMÁS y también ha encontrado una nueva pasión en la música.
David sueña con convertirse en monitor o entrenador de fútbol, mientras que Carlos aspira a aprender lengua de signos y trabajar en un aeropuerto. Ambos comparten que, aunque sus salarios son modestos, complementan sus ingresos con una renta por discapacidad proporcionada por el Gobierno español. Este apoyo económico es vital para su independencia y bienestar.
La vida de David y Carlos no ha estado exenta de dificultades personales. Ambos han enfrentado la pérdida de seres queridos y la separación de sus familias en Ecuador. Sin embargo, han encontrado en España un lugar donde pueden desarrollar sus habilidades y perseguir sus sueños. David, por ejemplo, se siente cómodo en su trabajo y disfruta de jugar al fútbol con un equipo de personas con diversidad funcional, lo que le permite socializar y mantenerse activo.
Carlos, por su parte, ha descubierto su amor por la música y forma parte de un grupo que toca en fiestas privadas. A pesar de los retos, ambos han logrado construir una vida significativa en España y han encontrado un sentido de comunidad y pertenencia.
La historia de David y Carlos es un testimonio de la resiliencia y la capacidad de superación de los migrantes ecuatorianos en España. A través de su experiencia, demuestran que, a pesar de las barreras que enfrentan, es posible alcanzar los sueños y vivir una vida plena. Su mensaje es claro: «Hay que luchar por los sueños. No es fácil, pero hay que pelear por el objetivo que uno quiere». Esta afirmación resuena no solo en sus vidas, sino en la de muchos otros que, como ellos, buscan un futuro mejor en un nuevo país.