En el contexto de la proforma del Presupuesto del Estado para 2026, el Gobierno ecuatoriano ha establecido una meta ambiciosa de ingresos, proyectando alrededor de USD 5.441 millones provenientes de licitaciones petroleras y concesiones mineras. Sin embargo, la viabilidad de alcanzar estas cifras está en entredicho, dado el historial de incumplimientos en años anteriores y la incertidumbre que rodea al sector energético y minero del país.
### Proyecciones de Ingresos y su Contexto
La proforma presentada por el Gobierno contempla ingresos significativos a través de la monetización de activos del Estado, que representan aproximadamente el 15% del total necesario para cubrir un gasto público proyectado de USD 35.534 millones en 2026. Este monto es comparable a los USD 5.100 millones esperados por concepto de Impuesto a la Renta de personas y empresas. Sin embargo, la realidad es que muchos de estos ingresos dependen de la ejecución efectiva de licitaciones y contratos en sectores estratégicos como el petróleo y la minería.
Históricamente, el Gobierno ha incluido en sus presupuestos ingresos que no siempre se concretan. Por ejemplo, en el pasado, se esperaban ingresos por la venta del Banco del Pacífico y la concesión del campo petrolero Sacha, que no se materializaron. La falta de certeza sobre estos ingresos plantea serias dudas sobre la capacidad del Gobierno para cumplir con sus proyecciones. El exministro de Finanzas, Carlos de la Torre, ha señalado que la dependencia de ingresos inciertos puede llevar a un déficit real en el presupuesto, lo que a su vez podría requerir un mayor endeudamiento.
### Desafíos en el Sector Petrolero y Minero
El Gobierno de Noboa ha presentado un plan para revitalizar la producción de petróleo en Ecuador, que incluye 49 proyectos que requieren una inversión total de USD 47.367 millones. Este plan busca aumentar la producción y, por ende, los ingresos fiscales. Sin embargo, la implementación de estos proyectos enfrenta varios obstáculos. La falta de eficiencia en la empresa estatal Petroecuador, la alta rotación de gerentes y la inestabilidad política son factores que complican la atracción de inversiones. Además, la preparación de proyectos de inversión en el sector petrolero suele tomar entre seis y ocho meses, lo que limita la capacidad de respuesta ante las proyecciones de ingresos.
La proforma también incluye expectativas de ingresos por concesiones mineras, con USD 532 millones proyectados. Sin embargo, la entrega de nuevas concesiones ha estado paralizada desde 2018, lo que genera incertidumbre sobre la capacidad del Gobierno para cumplir con estas proyecciones. La promesa de habilitar un catastro minero para facilitar la entrega de nuevas áreas es un paso positivo, pero aún queda por ver si se concretará en el corto plazo.
### La Necesidad de Realismo en las Proyecciones
El exministro de Finanzas, Mauricio Pozo, ha advertido que inflar las expectativas de ingresos solo aumenta el déficit real del presupuesto. La proforma para 2026 prevé un déficit de USD 5.413,8 millones y necesidades de préstamos que suman USD 15.262 millones. Esto plantea un escenario complicado, donde el Gobierno deberá buscar financiamiento adicional para cubrir sus obligaciones.
La falta de ingresos concretos en años anteriores ha llevado a una subejecución del gasto en áreas críticas como salud y educación. Esto se traduce en menos recursos para medicamentos y mantenimiento de escuelas, afectando directamente a la población. La necesidad de un enfoque más realista en la elaboración del presupuesto es evidente, ya que las proyecciones optimistas pueden llevar a decisiones financieras perjudiciales.
### Perspectivas Futuras y el Clima de Inversión
La posibilidad de una Asamblea Constituyente en 2026 añade un nivel adicional de incertidumbre para los inversionistas. La inestabilidad en las reglas del juego puede desincentivar la inversión en un país donde las condiciones pueden cambiar drásticamente. El exministro de Energía, Fernando Santos, ha enfatizado que los inversionistas ya han cerrado sus presupuestos para el próximo año, lo que limita la capacidad de realizar cambios significativos en proyectos que aún no están listos para licitación.
En resumen, las proyecciones de ingresos del Gobierno ecuatoriano para 2026 presentan un panorama complejo. La dependencia de ingresos inciertos, la falta de eficiencia en la ejecución de proyectos y la inestabilidad política son factores que podrían dificultar la materialización de estas expectativas. A medida que el país se enfrenta a desafíos económicos significativos, la necesidad de un enfoque más realista y sostenible en la gestión del presupuesto se vuelve cada vez más urgente.
