El cierre del gobierno en Estados Unidos, conocido como ‘shutdown’, ha generado una crisis alimentaria que afecta a millones de ciudadanos. En este contexto, el estado de Nueva York ha declarado una emergencia para liberar fondos destinados a la asistencia alimentaria, buscando mitigar el impacto de esta situación en la población más vulnerable. La gobernadora Kathy Hochul ha anunciado la asignación de 65 millones de dólares para ayudar a quienes dependen del Programa de cupones de alimentos (SNAP), que se encuentra en riesgo de suspensión debido a la parálisis presupuestaria.
### Impacto del Cierre del Gobierno en la Asistencia Alimentaria
Desde el inicio del cierre, que ya lleva más de 30 días, se han reportado largas filas en bancos de alimentos y caos en aeropuertos, afectando a empleados federales que han sido suspendidos. La situación se ha vuelto crítica, especialmente para aquellos que dependen de la asistencia alimentaria. La gobernadora Hochul ha expresado su preocupación, afirmando que la administración federal está dejando a millones de neoyorquinos sin el apoyo necesario para alimentarse.
La declaración de emergencia en Nueva York permite al gobierno estatal liberar 65 millones de dólares adicionales para asistencia alimentaria a partir del 1 de noviembre. Este monto se destinará a proporcionar aproximadamente 40 millones de comidas a los más necesitados. Sin embargo, es importante destacar que el estado generalmente recibe alrededor de 650 millones de dólares mensuales del gobierno federal para el programa SNAP, que beneficia a aproximadamente 3 millones de neoyorquinos. La gobernadora ha subrayado que ningún gobierno estatal puede reemplazar completamente los beneficios que ofrece el programa federal.
### La Parálisis Presupuestaria y sus Consecuencias
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) ha anunciado que, debido a la parálisis presupuestaria, los beneficios del programa SNAP se suspenderán a partir del 1 de noviembre. Esta decisión ha sido atribuida a la falta de acuerdo entre los congresistas, lo que ha llevado a una crisis que afecta a los más vulnerables. Según el Center on Budget and Policy Priorities, una de cada ocho personas en Estados Unidos depende de los cupones de SNAP para poder alimentarse.
Organizaciones como Share Our Strength han advertido que el país se encuentra «al borde de un precipicio de hambre» debido a la falta de fondos y la incapacidad del gobierno para actuar. Aunque existe un fondo de contingencia de entre 5.000 y 6.000 millones de dólares para emergencias como esta, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha declarado que esos fondos «no están legalmente disponibles» para ser utilizados en esta crisis, ya que su uso podría afectar otros programas esenciales, como las comidas escolares y la entrega de fórmulas para bebés.
La situación es alarmante, ya que el cierre del gobierno no solo afecta a los programas de asistencia alimentaria, sino que también ha generado un efecto dominó en otros sectores, incluyendo el transporte y la seguridad pública. Más de 10.000 vuelos han sido retrasados y varios aeropuertos están enfrentando problemas operativos debido a la falta de personal federal.
La respuesta del estado de Nueva York es un intento por aliviar la carga que enfrentan muchos ciudadanos en medio de esta crisis. Sin embargo, la dependencia de los fondos federales para la asistencia alimentaria pone de manifiesto la fragilidad del sistema y la necesidad de una solución a largo plazo que garantice el acceso a alimentos para todos los estadounidenses.
En resumen, la declaración de emergencia en Nueva York es un paso necesario para abordar la crisis alimentaria provocada por el cierre del gobierno. Sin embargo, la situación resalta la importancia de un diálogo constructivo en el Congreso para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro. La seguridad alimentaria es un derecho fundamental, y es crucial que se tomen medidas efectivas para proteger a los más vulnerables en tiempos de crisis.
