La hinchada de Emelec, conocida por su lealtad inquebrantable, se ha convertido en el centro de atención no solo por su apoyo incondicional al equipo, sino también por los incidentes de violencia que han empañado su imagen. A pesar de ser el club con mayor asistencia en la LigaPro, los problemas de comportamiento de sus seguidores han llevado a sanciones y multas que afectan directamente al equipo y su reputación.
### La Asistencia de la Hinchada: Un Récord a Pesar de la Crisis
Emelec ha demostrado ser el club más taquillero de Ecuador durante cuatro temporadas consecutivas, lo que refleja la pasión de su afición. En 2022, el equipo vendió un promedio de 11.492 boletos por partido, cifra que ha ido en aumento en los años siguientes, alcanzando 11.813 entradas por encuentro en 2025. Estos números son impresionantes, especialmente considerando que el equipo ha atravesado una de las crisis más severas de su historia, con un rendimiento deportivo que ha dejado mucho que desear.
Desde 2022, Emelec ha tenido un desempeño irregular en la LigaPro, terminando en posiciones bajas y quedando fuera de competiciones internacionales. La situación se ha visto agravada por problemas económicos y la inestabilidad en el banquillo, con seis entrenadores en cuatro temporadas. Sin embargo, la afición ha mantenido su apoyo, llenando el estadio George Capwell en cada partido, lo que demuestra una lealtad que pocos clubes pueden igualar.
A pesar de estos logros en asistencia, la hinchada de Emelec ha sido objeto de críticas debido a su comportamiento. Los incidentes de violencia y desorden han llevado a multas significativas que han afectado las finanzas del club. En el último Clásico del Astillero, celebrado el 14 de septiembre de 2025, se registraron graves alteraciones del orden, incluyendo el lanzamiento de botellas de vidrio al campo de juego, lo que podría resultar en una multa de hasta USD 80.000 y la prohibición de que los aficionados asistan a futuros partidos.
### La Violencia en el Estadio: Un Problema Persistente
Los incidentes de violencia en el estadio George Capwell no son nuevos. La hinchada de Emelec ha sido sancionada en varias ocasiones por su comportamiento, acumulando multas que superan los USD 10.000 en lo que va de la temporada 2025. La situación se ha vuelto insostenible, y la LigaPro ha tomado medidas para intentar controlar el comportamiento de los aficionados. Sin embargo, estas sanciones parecen no ser suficientes para disuadir a aquellos que eligen actuar de manera irresponsable.
El último Clásico del Astillero fue un claro ejemplo de la problemática que enfrenta la hinchada. Durante el partido, se encendieron bengalas y se lanzaron objetos al campo, lo que provocó la intervención de las autoridades y la posibilidad de sanciones severas. En el pasado, Emelec ya había enfrentado multas por incidentes similares, incluyendo una sanción de USD 82.260 el año anterior, que resultó en un partido a puerta cerrada.
La situación ha llevado a que figuras importantes del fútbol ecuatoriano, como el presidente de la LigaPro, Miguel Ángel Loor, expresen su preocupación. Loor ha señalado que los actos de violencia no solo perjudican al club, sino que también afectan a los verdaderos aficionados que desean disfrutar del fútbol en un ambiente seguro. «Quien hace estos desmanes no entiende que, más allá de un resultado deportivo, el perjuicio es únicamente para su club y no solo hoy. ¿Quién pierde si cierran el estadio? El club. ¿Quién pierde por las multas? El club. Qué pena», escribió en su cuenta de redes sociales.
La hinchada de Emelec, a pesar de ser la más fiel y la que más asiste a los partidos, enfrenta un dilema. La pasión por el equipo debe ir acompañada de un comportamiento responsable y respetuoso. La historia reciente sugiere que, si no se toman medidas efectivas para controlar la violencia, el club podría enfrentar consecuencias aún más severas en el futuro.
La situación actual presenta una oportunidad para que la dirigencia de Emelec y la LigaPro trabajen juntos en la creación de un ambiente más seguro para todos los aficionados. La lealtad de la hinchada es innegable, pero es crucial que esta pasión no se convierta en un problema que afecte la integridad del club y la experiencia de los verdaderos seguidores del fútbol ecuatoriano.