La creciente demanda de potencia informática ha llevado a un aumento significativo en la inversión en centros de datos a nivel mundial. Según la consultora McKinsey, se estima que la inversión en este sector alcanzará los 6,7 billones de dólares para el año 2030. En Estados Unidos, se proyecta que más de un billón de dólares se destinará a este ámbito en los próximos cinco años. Este auge no solo se traduce en inversiones, sino también en un aumento de la presión política ejercida por la industria, que busca obtener ventajas fiscales, suavizar regulaciones ambientales y acelerar los permisos necesarios para su funcionamiento.
### La Coalición de Centros de Datos y su Influencia Creciente
Fundada en 2019, la Coalición de Centros de Datos (DCC) se ha posicionado como la voz de la industria en Estados Unidos. Esta organización agrupa a importantes empresas tecnológicas como Amazon, Google, Microsoft y Meta, así como a operadores de centros de datos y proveedores de servicios de infraestructura. Con sede en Leesburg, Virginia, un área conocida por su alta concentración de centros de datos, la DCC ha visto un crecimiento notable en sus ingresos, pasando de 582.558 dólares en 2022 a más de 2,5 millones en 2023. Este crecimiento refleja no solo el aumento de su influencia, sino también la necesidad de defender los intereses de sus miembros ante los diferentes niveles de gobierno.
La DCC ha estado activa en múltiples frentes, desde testificar en audiencias del Congreso sobre el impacto de los centros de datos en la economía y el consumo energético, hasta participar en debates locales sobre la regulación de la industria. Por ejemplo, en Misisipi, su presidente, Josh Levi, afirmó que la inversión en centros de datos tiene pocas desventajas, mientras que en Pensilvania, un director de política energética de la DCC testificó sobre las promesas que representan estos centros para el estado. En Georgia, la DCC logró que el gobernador vetara una ley que habría puesto fin a los incentivos fiscales para los centros de datos, demostrando así su capacidad para influir en la legislación.
Sin embargo, este poder no ha pasado desapercibido. Grupos de defensa de los consumidores y del medio ambiente han comenzado a organizarse para contrarrestar la influencia de la DCC. En Indiana, por ejemplo, la Citizens Action Coalition ha estado presionando para que se evalúen los riesgos asociados con el desarrollo de centros de datos, incluyendo el aumento de las facturas de servicios públicos y el impacto ambiental. La creciente preocupación pública sobre el consumo de energía y la sostenibilidad de estos proyectos ha llevado a un debate más amplio sobre la necesidad de una regulación más estricta en la industria.
### Estrategias de Lobby y Comunicación
A medida que la DCC expande su influencia, también ha adoptado nuevas tácticas de comunicación para mejorar la percepción pública de la industria. En Virginia, por ejemplo, la coalición ha creado una organización sin ánimo de lucro llamada Virginia Connects, cuyo objetivo es educar a la población sobre los beneficios de los centros de datos. Esta organización ha utilizado campañas en redes sociales y videos promocionales para difundir su mensaje, destacando la importancia de los centros de datos para la seguridad nacional y la competitividad económica del estado.
A pesar de estos esfuerzos, los grupos de defensa del medio ambiente y de los consumidores han intensificado sus esfuerzos para exigir mayor transparencia en el desarrollo de los centros de datos. La falta de información sobre el consumo de energía, las emisiones y el uso del agua ha sido un punto de contención. Los defensores argumentan que la industria a menudo utiliza acuerdos de confidencialidad que dificultan la obtención de datos cruciales para evaluar el impacto de estos proyectos en las comunidades locales.
La DCC ha defendido la necesidad de mantener cierta información en secreto, argumentando que revelar detalles sobre el consumo energético podría comprometer secretos comerciales. Sin embargo, los defensores de la comunidad han señalado que esta falta de transparencia puede llevar a decisiones perjudiciales para las comunidades afectadas. La situación se complica aún más por el entorno político federal, que ha mostrado una tendencia a favorecer a la industria, como se evidenció en el Plan de Acción de IA de la administración Trump, que busca reducir las cargas regulatorias sobre el desarrollo de centros de datos.
En resumen, la influencia del lobby de los centros de datos en Estados Unidos está en aumento, impulsada por la creciente demanda de servicios digitales y el auge de la inteligencia artificial. A medida que la DCC continúa expandiendo sus esfuerzos de promoción y comunicación, los grupos de defensa de los consumidores y del medio ambiente se ven obligados a adaptarse y encontrar formas de contrarrestar esta influencia, buscando un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.