El emblemático barrio de Urdesa, ubicado en el centro-norte de Guayaquil, se enfrenta a un dilema urbanístico que ha generado un intenso debate entre los ciudadanos y las autoridades locales. La propuesta de un Plan Urbanístico Complementario busca revitalizar esta zona tradicional, pero también plantea serias preocupaciones sobre la preservación de su identidad patrimonial. En este contexto, es fundamental analizar las implicaciones de un crecimiento vertical en un barrio que ha sido testigo de la evolución arquitectónica de la ciudad desde mediados del siglo XX.
La iniciativa del Municipio de Guayaquil tiene como objetivo regular el crecimiento en altura y renovar la esencia barrial de Urdesa. Este plan abarca un polígono de 185,20 hectáreas que incluye 2.634 predios, de los cuales el 55% presenta signos de deterioro. La propuesta se centra en abordar problemáticas como el abandono del uso residencial y la saturación de actividades comerciales que han transformado el carácter original del sector. Sin embargo, la implementación de este plan no está exenta de riesgos, especialmente en lo que respecta a la gentrificación y la pérdida del valor patrimonial.
### La Propuesta Municipal: Un Nuevo Ordenamiento Urbano
El Plan Urbanístico Complementario de Urdesa se presenta como una solución a la diversificación no planificada de usos que ha caracterizado al barrio en los últimos años. Jorge Luis Arévalo, director de la Dirección de Urbanismo, Movilidad, Catastro y Edificaciones (Dumce), explica que el plan busca generar un diagnóstico que permita zonificar adecuadamente los sectores residenciales, comerciales y de entretenimiento. Esto tiene como objetivo integrar las diferentes actividades y evitar el abandono del uso residencial.
El plan se estructura en cuatro ejes principales: la recuperación del uso residencial mediante incentivos y regulación de actividades, la revalorización de la vida comunitaria a través de espacios colectivos, la regulación del crecimiento en altura y densidad, y la priorización de la movilidad peatonal. Este enfoque busca no solo revitalizar Urdesa, sino también preservar su armonía arquitectónica y su valor histórico.
Arévalo destaca que la visión del proyecto incluye la posibilidad de desarrollar torres de departamentos y opciones habitacionales que respondan a las necesidades actuales de los ciudadanos. Sin embargo, este crecimiento vertical debe ser cuidadosamente delimitado para evitar efectos adversos en la comunidad. La participación ciudadana será clave en la toma de decisiones, y se prevé que una nueva ordenanza para Urdesa esté publicada para el primer semestre de 2026.
### Riesgos Asociados al Crecimiento Vertical
A pesar de las intenciones del plan, expertos como el arquitecto Ricardo Pozo advierten sobre los riesgos que conlleva la densificación en barrios con valor patrimonial. Pozo, coordinador del Observatorio Urbano y Territorial, señala que la falta de estudios rigurosos puede llevar a la saturación de redes de servicios básicos, alteraciones en el perfil urbano y la pérdida de viviendas de interés arquitectónico.
Uno de los principales riesgos identificados es la posible saturación de las infraestructuras existentes. La densificación sin una adecuada inversión en servicios e infraestructura puede deteriorar la calidad de vida de los residentes. Además, la transformación física del paisaje urbano podría afectar el carácter original de Urdesa, creando desequilibrios visuales y funcionales.
Otro aspecto preocupante es el fenómeno de la gentrificación. A medida que se permite la construcción de edificios en altura, el valor del suelo tiende a aumentar, lo que puede resultar en la expulsión de los residentes originales. Los propietarios pueden optar por vender sus terrenos a desarrolladores, lo que a su vez incrementa los precios de los arriendos y obliga a las familias arrendatarias a abandonar el barrio. Este proceso puede transformar Urdesa de un oasis residencial a un área donde la identidad barrial se pierde en favor de intereses económicos.
Pozo enfatiza la importancia de no dejarse llevar por la presión del mercado inmobiliario, que busca maximizar el lucro del suelo a expensas de la cohesión barrial y el patrimonio urbano. La experiencia internacional ha demostrado que la falta de planificación en procesos de densificación puede llevar a protestas vecinales y a la pérdida de la identidad de los barrios.
En este sentido, es crucial que cualquier plan de crecimiento vertical en Urdesa se realice dentro de un marco de planificación integral que contemple no solo el desarrollo económico, sino también la protección del patrimonio y la calidad de vida de sus habitantes. La historia y la arquitectura de Urdesa son un legado que merece ser preservado, y cualquier intervención debe ser cuidadosamente evaluada para asegurar que se respete su esencia y se fomente un desarrollo sostenible y equitativo.