En el corazón de Guayaquil, se encuentra un lugar que guarda la memoria de aquellos que contribuyeron al desarrollo de la ciudad, pero que hoy se encuentra en un estado de abandono. El Cementerio de los Protestantes, también conocido como el cementerio de los extranjeros, es un espacio que alberga la historia de aproximadamente 190 fallecidos desde su fundación en 1865. Este camposanto, que se extiende por 7.583 metros cuadrados, está ubicado en las calles Julián Coronel y Ximena, cerca de la entrada principal del Cementerio General de la Junta de Beneficencia.
### Historia y Significado del Cementerio
La historia de este cementerio se remonta a 1842, cuando el entonces presidente Juan José Flores, a solicitud de la comunidad extranjera residente en Guayaquil, firmó un decreto para su fundación. Este acto fue el resultado de la necesidad de un lugar de descanso para aquellos no católicos que, en su mayoría, provenían de Europa. El cónsul británico Walter Cope y el gobernador del Guayas, Vicente Rocafuerte, jugaron un papel crucial en la definición de este espacio sagrado.
A lo largo de los años, el cementerio ha sido testigo de la llegada de diversas personalidades que dejaron su huella en la ciudad. La primera tumba registrada corresponde a Santiago Navarro Viola, un abogado argentino ejecutado en 1865, lo que marca el inicio de un legado que ha perdurado a través de las décadas. Sin embargo, a pesar de su importancia histórica, el cementerio ha caído en el olvido, con bóvedas cubiertas de maleza y desperdicios, lo que contrasta con el valor cultural que representa.
### La Situación Actual del Cementerio
Hoy en día, el Cementerio de los Protestantes se encuentra cerrado al público y su estado es motivo de preocupación para los vecinos y amantes de la historia. La falta de mantenimiento ha llevado a que el lugar se convierta en un refugio para gatos y personas sin hogar, quienes buscan abrigo entre las tumbas. Geovanni Cantos, un residente del área, ha sido un defensor activo del cementerio, señalando que, aunque se han realizado algunas gestiones para limpiar el lugar, aún queda mucho por hacer. «Esto era lleno de puro monte, no se veía ni los ataúdes», comenta Cantos, quien ha visto cómo la comunidad se ha movilizado para solicitar mejoras.
La Junta de Beneficencia, que es la entidad encargada de la administración del cementerio, ha sido contactada para obtener información sobre las acciones que se están tomando para restaurar este patrimonio. Sin embargo, la falta de respuestas claras ha dejado a los ciudadanos en la incertidumbre sobre el futuro del cementerio. Historiadores como Ángel Emilio Hidalgo han hecho un llamado a las autoridades municipales para que intervengan y reconozcan la importancia de este lugar, que no solo es un espacio de descanso, sino también un símbolo del aporte de los extranjeros al desarrollo de Guayaquil.
El Cementerio de los Protestantes no solo es un lugar de descanso final, sino un testimonio de la diversidad cultural y la historia de Guayaquil. La comunidad espera que, con el apoyo adecuado, este patrimonio pueda ser rescatado y preservado para las futuras generaciones. La historia de este cementerio es un recordatorio de la importancia de cuidar y valorar los espacios que han sido parte de la identidad de la ciudad, y que merecen ser recordados y honrados.
 
									 
					