La reciente reestructuración de la Cúpula Militar en Ecuador ha marcado el inicio de una nueva fase en la lucha del país contra el crimen organizado. El presidente Daniel Noboa, quien realizó cambios significativos en la cúpula el 1 de septiembre de 2025, ha enfatizado la necesidad de una estrategia más agresiva y efectiva para enfrentar las crecientes amenazas del narcotráfico y otros delitos relacionados. Esta nueva fase se ha definido como una respuesta integral que busca no solo la eliminación de cabecillas del crimen organizado, sino también la transformación de las Fuerzas Armadas en su enfoque operativo y estratégico.
La estrategia, presentada por el Ministerio de Defensa, se articula en tres ejes fundamentales: control territorial y ofensiva directa, fortalecimiento de la inteligencia militar y operaciones especiales, y la neutralización y eliminación de objetivos de alto valor. Este enfoque busca no solo desmantelar las estructuras criminales existentes, sino también prevenir el surgimiento de nuevas organizaciones delictivas.
### Provincias Prioritarias en la Estrategia Militar
El Gobierno ha identificado nueve provincias que serán el foco principal de esta nueva ofensiva: Guayas, Los Ríos, Manabí, El Oro, Carchi, Sucumbíos, Orellana, Zamora y Morona Santiago. Estas regiones han sido seleccionadas debido a su alta incidencia de actividades delictivas, especialmente en lo que respecta al narcotráfico y la minería ilegal. Las operaciones en estas áreas se intensificarán con el objetivo de neutralizar objetivos de alto valor, atacar blancos específicos y reforzar los controles sobre armas y explosivos.
Henry Delgado Salvador, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, ha declarado que la consigna es clara: «la cárcel o el infierno» para aquellos que amenazan la seguridad del país. Este enfoque radical refleja la urgencia del Gobierno por devolver la paz y el bienestar a la población ecuatoriana, que ha sido víctima de la violencia y el crimen organizado en los últimos años.
Además de la eliminación de cabecillas, la estrategia incluye la destrucción de maquinaria, combustibles e infraestructura utilizada en la minería ilegal, así como la neutralización de vehículos y bodegas vinculadas al robo y contrabando de combustibles. Estas acciones son parte de un esfuerzo más amplio para desmantelar las redes delictivas que operan en el país y que han desafiado la autoridad del Estado.
### Enfoque en la Corrupción y el Control Penitenciario
Un aspecto crucial de la nueva estrategia es la atención prioritaria al control de los centros penitenciarios, que han sido históricamente un punto crítico en la lucha contra el crimen organizado. Las Fuerzas Armadas asumirán un papel más activo en la gestión de estos centros, con el objetivo de prevenir la corrupción y garantizar que los líderes del crimen no puedan operar desde dentro de las cárceles.
El Gobierno ha manifestado una política de cero tolerancia hacia la corrupción, lo que implica una depuración institucional y una mano dura en la lucha interna dentro del Comando Conjunto. Esta medida busca asegurar que las Fuerzas Armadas no solo sean efectivas en el campo de batalla, sino también en su propia estructura organizativa, evitando infiltraciones y corrupción que puedan socavar los esfuerzos contra el crimen.
La implementación de esta nueva estrategia se considera urgente y necesaria, dado el contexto de violencia y criminalidad que ha afectado a Ecuador en los últimos años. La creciente influencia de grupos narcotraficantes y la expansión de actividades ilegales han llevado al Gobierno a tomar medidas drásticas para recuperar el control y la seguridad en el país.
La comunidad internacional también observa con atención estos desarrollos, ya que la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en Ecuador tiene implicaciones más amplias para la seguridad regional. La colaboración con otros países y organismos internacionales será fundamental para el éxito de esta estrategia, que busca no solo erradicar el crimen en el país, sino también contribuir a la estabilidad de la región en su conjunto.
En resumen, Ecuador se encuentra en un punto de inflexión en su lucha contra el crimen organizado. Con una nueva estrategia militar que prioriza la eliminación de cabecillas y el control territorial, el Gobierno busca devolver la paz y la seguridad a sus ciudadanos. La implementación efectiva de estas medidas será crucial para determinar el futuro del país en su batalla contra el narcotráfico y otras formas de criminalidad.