La Asamblea Nacional de Ecuador, en su reciente periodo de sesiones, ha revelado una preocupante tendencia en la participación de sus miembros. A medida que se acerca el sexto mes de funcionamiento, las estadísticas indican que un número significativo de asambleístas no ha hecho uso de la palabra en el Pleno, lo que plantea interrogantes sobre la dinámica del debate legislativo y la representación política en el país. En total, cinco legisladores no han intervenido en ninguna de las sesiones, mientras que un 16% de los miembros solo ha participado una vez. Esta situación ha generado críticas y ha puesto de relieve la necesidad de una revisión de los mecanismos de participación y la gestión del tiempo en las sesiones.
La situación es especialmente notable en el caso de Dominique Serrano, el asambleísta más joven del actual periodo, quien hizo su primera intervención en una sesión virtual el 22 de octubre de 2025. Su intervención, aunque breve, marcó un hito para su bancada, Acción Democrática Nacional (ADN), y puso de manifiesto la falta de participación de otros legisladores. Entre ellos se encuentran figuras de diferentes tendencias políticas, como Camila Cueva de ADN y Mireya Pazmiño de Revolución Ciudadana, quienes también han registrado solo una intervención en las 50 sesiones celebradas desde el inicio del periodo.
### La Voz de los Asambleístas: Un Análisis de la Participación
La falta de intervenciones no se debe únicamente a la apatía de los legisladores, sino que también refleja un contexto más amplio de tensiones políticas y estrategias de control en el uso de la palabra. La bancada oficialista, ADN, ha dominado las intervenciones en el Pleno, lo que ha llevado a que otros grupos, como Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano, se sientan relegados. Esta dinámica ha sido objeto de críticas, especialmente por parte de aquellos que argumentan que el presidente de la Asamblea, Niels Olsen, ha otorgado la palabra de manera selectiva, favoreciendo a su propia bancada.
La situación se complica aún más con la presencia de legisladores que, a pesar de haber llegado al Pleno con el respaldo de Pachakutik, han optado por no participar en los debates. Edmundo Cerda y Manuel Choro son ejemplos de esta tendencia, habiendo dejado de apoyar las iniciativas del gobierno tras el paro indígena que tuvo lugar en Imbabura. Su silencio en el Pleno contrasta con el activismo de otros asambleístas que buscan hacer oír su voz en un contexto donde la participación se ha vuelto un tema de debate candente.
Por otro lado, el predominio de ciertos legisladores en las intervenciones ha llevado a que figuras como Alfredo Serrano del PSC se posicionen como los más activos en el Pleno. Sin embargo, esta situación no es sostenible a largo plazo, ya que la falta de diversidad en las voces que se escuchan puede llevar a un debilitamiento del debate legislativo y a una representación deficiente de las diversas opiniones y necesidades de la población ecuatoriana.
### La Gestión del Debate: Retos y Oportunidades
La gestión del debate en la Asamblea Nacional ha sido objeto de críticas, especialmente en lo que respecta a la calidad de las intervenciones y la capacidad de los asambleístas para abordar temas complejos. La propuesta de reducir el número de asambleístas ha surgido como una posible solución para mejorar la calidad del debate, aunque también plantea interrogantes sobre la representación y la inclusión de diversas voces en el proceso legislativo.
La situación actual ha llevado a algunos asambleístas a reclamar que se les niega sistemáticamente el uso de la palabra. Mariana Yumbay, de Pachakutik, ha denunciado que a ella y a sus colegas se les ha restringido la participación en debates cruciales, lo que ha generado tensiones entre las diferentes bancadas. El presidente Olsen ha intentado equilibrar las intervenciones, pero la percepción de favoritismo persiste, lo que podría afectar la confianza en el proceso legislativo.
En este contexto, es fundamental que la Asamblea Nacional reflexione sobre sus prácticas y busque formas de fomentar una participación más equitativa y representativa. La implementación de mecanismos que garanticen un uso más justo de la palabra podría ser un paso importante hacia la mejora del debate legislativo y la restauración de la confianza en las instituciones democráticas.
La situación actual en la Asamblea Nacional de Ecuador es un reflejo de las complejidades del sistema político del país. La falta de participación de ciertos asambleístas y el predominio de otros en los debates subrayan la necesidad de una revisión profunda de las dinámicas de poder y participación en el Pleno. Solo a través de un compromiso genuino con la inclusión y la diversidad de voces se podrá avanzar hacia un debate legislativo más robusto y representativo.
