El sector petrolero en Ecuador enfrenta un panorama complicado, marcado por la reciente reducción de las proyecciones de producción y precios del crudo. Según el Ministerio de Finanzas, se anticipa que tanto la producción como los precios del petróleo seguirán una tendencia a la baja en los próximos años, lo que plantea serios desafíos para la economía del país. Esta situación no solo afecta las finanzas públicas, sino que también repercute en el ingreso de divisas, crucial para la economía dolarizada de Ecuador.
### Proyecciones de Producción y Precios del Petróleo
El Ministerio de Finanzas ha presentado su nueva Programación Macroeconómica para el período 2025-2029, donde se destaca que el precio promedio del barril de petróleo se ha ajustado a la baja. Para 2025, se espera que el precio del petróleo ecuatoriano se sitúe en aproximadamente USD 60,1 por barril, lo que representa una disminución respecto a las proyecciones anteriores. Para 2026, las expectativas son aún más pesimistas, con un precio proyectado de USD 53,5 por barril.
Esta caída en los precios se debe a varios factores, incluyendo el aumento de la producción mundial de petróleo, impulsado por decisiones de la OPEP+ de incrementar la producción. La situación se complica aún más por la disminución de los ingresos petroleros netos, que han caído a USD 1.102 millones entre enero y septiembre de 2025, lo que representa una disminución de USD 204 millones en comparación con el mismo período del año anterior. Esta reducción en los ingresos limita la capacidad del Estado para financiar obras públicas y aumenta la necesidad de endeudamiento.
### Problemas Operativos y Estructurales
La producción petrolera en Ecuador ha enfrentado una serie de crisis operativas que han afectado su rendimiento. Entre enero y julio de 2025, la producción promedio diaria fue de 421.000 barriles, una cifra inferior a los 477.000 barriles diarios del mismo período en 2024. Esta disminución se atribuye a incidentes como la rotura del Sistema de Oleoducto Trans-Ecuatoriano (SOTE) y el cierre progresivo del bloque ITT, así como a fallos eléctricos y problemas de infraestructura.
El informe del Ministerio de Finanzas señala que la infraestructura de transporte de petróleo, especialmente los oleoductos, presenta una vulnerabilidad estructural que podría afectar aún más la producción. Aunque se han propuesto planes de inversión pública para aumentar la producción, la implementación de estos planes puede enfrentar obstáculos significativos. La posibilidad de nuevos derrames, fallas técnicas o interrupciones en los oleoductos sigue siendo una preocupación constante.
La viceministra de Hidrocarburos, María Daniela Conde, ha expresado un optimismo moderado, estableciendo metas de producción que contradicen las proyecciones más conservadoras del Ministerio de Finanzas. Mientras que el Ministerio de Finanzas estima que la producción promedio diaria será de 430.411 barriles en 2025, la viceministra ha fijado una meta de 465.369 barriles diarios para el mismo año. Esta discrepancia refleja la incertidumbre que rodea al sector y la dificultad de alcanzar objetivos ambiciosos en un entorno tan volátil.
La situación actual del sector petrolero ecuatoriano es un reflejo de la complejidad de la economía del país, donde la dependencia de los ingresos petroleros se convierte en un arma de doble filo. La caída en los precios y la producción no solo afectan las finanzas del Estado, sino que también limitan la capacidad del país para importar combustibles y otros derivados, exacerbando la crisis económica.
En resumen, el sector petrolero de Ecuador se encuentra en un momento crítico, con proyecciones que sugieren un futuro incierto. La combinación de precios a la baja, problemas operativos y la vulnerabilidad de la infraestructura plantea serios desafíos que el gobierno deberá abordar con urgencia para evitar un deterioro mayor en la economía del país.