La política ecuatoriana se encuentra en un momento de tensión, especialmente dentro del movimiento Revolución Ciudadana, donde la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, ha hecho declaraciones contundentes sobre su relación con otros líderes del partido. En una reciente entrevista, Aguiñaga reveló que no mantiene comunicación con la presidenta del movimiento, Luisa González, ni con el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, lo que ha generado especulaciones sobre una posible ruptura interna.
### La Relación Tensa con Luisa González
Marcela Aguiñaga ha sido clara al expresar su descontento con Luisa González, afirmando que no ha tenido contacto directo con ella. «Con Luisa González no hablo jamás», declaró Aguiñaga, quien también mencionó que González le envía mensajes a través de terceros en lugar de comunicarse directamente. Esta falta de comunicación ha llevado a Aguiñaga a cuestionar la efectividad del liderazgo de González dentro del movimiento.
La prefecta también criticó la forma en que el alcalde Aquiles Alvarez se ha manejado en la política local, sugiriendo que su estilo de comunicación, que incluye gritos y comentarios peyorativos, no es el adecuado para resolver conflictos. Aguiñaga recordó un incidente relacionado con una obra en Ceibos, que fue suspendida por el Ministerio de Ambiente. En este contexto, la prefecta enfatizó la importancia de seguir el marco legal y de mantener una comunicación efectiva entre las autoridades locales.
La situación se complica aún más con la reciente carta enviada a Rafael Correa, donde varios líderes del movimiento expresaron su preocupación por la falta de diálogo entre las autoridades locales y la dirigencia nacional. Aguiñaga, quien estuvo presente en la reunión con Correa, describió el encuentro como «tenso al principio y luego amigable», lo que sugiere que, a pesar de las diferencias, hay un deseo de encontrar un terreno común.
### La Influencia de Rafael Correa en el Movimiento
Rafael Correa, quien se encuentra en el exilio, sigue siendo una figura central en la Revolución Ciudadana. Aguiñaga ha señalado que Correa es el verdadero líder del movimiento, controlándolo desde Bélgica. Esta situación plantea interrogantes sobre la autonomía de los líderes locales y su capacidad para tomar decisiones sin la influencia directa de Correa.
La carta firmada por Aguiñaga y otros líderes, como la prefecta Paola Pabón y el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, refleja la necesidad de un cambio dentro del movimiento. Aguiñaga ha mencionado que el Revolución Ciudadana necesita un «refresh», sugiriendo que el partido debe adaptarse a las nuevas realidades políticas y sociales del país. Esta llamada a la renovación puede ser vista como un intento de revitalizar el movimiento y atraer a nuevos votantes, especialmente en un contexto donde la política ecuatoriana está en constante evolución.
Aguiñaga, quien ha estado en la política desde los inicios de Revolución Ciudadana en 2007, ha reconocido que su enfoque ha cambiado con el tiempo. «Yo antes era más beligerante, ahora hago la pausa porque las responsabilidades a mi cargo jamás las tuve antes», comentó. Esta reflexión sugiere un crecimiento personal y político, así como un reconocimiento de las complejidades que conlleva el liderazgo en tiempos de crisis.
La situación actual en Revolución Ciudadana es un reflejo de las tensiones internas que pueden surgir en cualquier movimiento político. La falta de comunicación entre sus líderes y la influencia persistente de figuras como Rafael Correa son factores que complican la cohesión del partido. A medida que se acercan las elecciones, será crucial para Aguiñaga y sus colegas encontrar un camino hacia la unidad y la efectividad en su liderazgo.
En resumen, la política ecuatoriana está en un punto crítico, y la Revolución Ciudadana enfrenta desafíos significativos que podrían definir su futuro. La capacidad de sus líderes para superar diferencias personales y trabajar juntos en pro de un objetivo común será determinante en los próximos meses. La situación de Marcela Aguiñaga es un claro ejemplo de cómo las dinámicas internas pueden influir en el desempeño de un movimiento político en un entorno tan cambiante como el ecuatoriano.
