La reciente votación en la Asamblea Nacional de Ecuador ha dejado en evidencia la crisis que atraviesa la bancada de Revolución Ciudadana, un grupo que ha sido históricamente fuerte en el hemiciclo, pero que ahora se encuentra dividido y debilitado. La Ley de Solidaridad Nacional, que fue aprobada el 7 de junio de 2025, se convirtió en el escenario de este naufragio político, donde la falta de unidad y la desconfianza entre sus miembros se hicieron palpables.
### La Desunión de la Bancada Ciudadana
La votación para la Ley de Solidaridad Nacional no solo fue un revés para la Revolución Ciudadana, sino que también mostró la falta de cohesión entre sus miembros. En un momento en que se esperaba que la bancada se opusiera de manera contundente, 10 de sus integrantes optaron por la abstención, un acto que refleja el descontento interno y la falta de alineación con la estrategia oficial del movimiento. Raúl Chávez, uno de los asambleístas que se abstuvo, llegó a la Asamblea como parte del movimiento RETO, que se alió con Revolución Ciudadana en las elecciones de 2023 y 2025. Sin embargo, su postura pragmática y su reconocimiento de Daniel Noboa como el legítimo ganador de las elecciones presidenciales lo han llevado a distanciarse de la narrativa de fraude promovida por sus aliados.
La propuesta de Chávez de votar por partes y de crear una comisión multipartidista para supervisar la implementación de la ley fue un intento de buscar un enfoque más colaborativo, en contraposición a la postura beligerante que ha caracterizado a la Revolución Ciudadana. Esta falta de unidad y la divergencia en las estrategias políticas han generado un ambiente de incertidumbre sobre el futuro de la bancada, que parece estar en un camino de separación con el movimiento RETO.
### La Falta de Espacio en el Hemiciclo
Otro factor que ha contribuido a la crisis de la Revolución Ciudadana es la dificultad que enfrentan sus miembros para hacerse escuchar en la Asamblea. Los legisladores han denunciado que, a pesar de solicitar el uso de la palabra, el presidente de la Asamblea, Niels Olsen, no les concede el micrófono. Esta situación ha llevado a que, en la sesión del 7 de junio, solo tres de las 23 intervenciones antes de la votación fueran de la Bancada Ciudadana. La falta de acceso al debate y la posibilidad de expresar sus opiniones han generado frustración entre los asambleístas, quienes se sienten silenciados en un momento crítico.
La incapacidad de la Revolución Ciudadana para resolver este problema de comunicación en el hemiciclo podría tener repercusiones significativas en su capacidad para influir en la agenda legislativa. La mayoría de ADN y sus aliados parecen decididos a monopolizar el discurso, lo que podría llevar a la Revolución Ciudadana a una mayor marginalización en el proceso legislativo. La situación actual plantea interrogantes sobre cómo la bancada podrá recuperar su voz y su influencia en un entorno donde se siente cada vez más aislada.
La crisis de la Revolución Ciudadana en la Asamblea Nacional no solo es un reflejo de las luchas internas dentro del movimiento, sino también de un contexto político más amplio en Ecuador, donde las alianzas y las estrategias deben adaptarse rápidamente a un panorama cambiante. La aprobación de la Ley de Solidaridad Nacional, que busca combatir las economías criminales, es un triunfo para el gobierno de Daniel Noboa, pero también un recordatorio de que la oposición debe encontrar formas efectivas de organizarse y hacerse escuchar si desea tener un impacto significativo en la política ecuatoriana.
La situación actual de la Revolución Ciudadana es un claro indicativo de que, a pesar de los desafíos, el futuro político del país dependerá de la capacidad de los diferentes actores para adaptarse y encontrar un terreno común en un contexto de creciente polarización. La falta de unidad y la dificultad para acceder al debate son solo algunos de los obstáculos que la bancada deberá superar si desea recuperar su relevancia en la política ecuatoriana.
