La situación de inseguridad en Guayaquil ha alcanzado niveles alarmantes, especialmente en el área comercial de la Bahía. Durante el fin de semana del 17 y 18 de mayo de 2025, se reportaron múltiples incidentes de violencia, incluyendo explosiones y amenazas dirigidas a los comerciantes locales. Este fenómeno no solo afecta la tranquilidad de los negocios, sino que también pone en riesgo la vida de quienes trabajan en esta zona. Los comerciantes, que ya enfrentan un entorno hostil, se ven obligados a lidiar con la presión de grupos delictivos que operan con impunidad.
La Bahía de Guayaquil, un centro neurálgico para el comercio de accesorios electrónicos y celulares, se ha convertido en un escenario de terror. Los comerciantes han denunciado que, a pesar de sus esfuerzos por buscar ayuda, las autoridades no han tomado en serio sus quejas. La falta de respuesta efectiva por parte de la Fiscalía ha dejado a muchos sintiéndose desprotegidos y vulnerables ante las amenazas de extorsionadores.
**Aumento de la Violencia y Extorsiones**
Los eventos del fin de semana pasado son solo una muestra de un patrón creciente de violencia en la región. Un comerciante recibió un mensaje intimidatorio a través de WhatsApp, donde un supuesto extorsionador hacía referencia a una grabación previa que había sido difundida en medios de comunicación. El mensaje advertía que, si no se llegaba a un acuerdo, las consecuencias serían graves. Esta amenaza se suma a una serie de incidentes violentos que han marcado el primer trimestre de 2025 como el más violento en la historia reciente de Ecuador.
La situación se intensificó con la detonación de un artefacto explosivo artesanal en el corazón del casco comercial de Guayaquil. Testigos informaron que la explosión, que ocurrió en la calle Eloy Alfaro, causó daños significativos a varios locales comerciales, generando pánico entre los presentes. Las imágenes de la escena mostraron puertas metálicas destrozadas y escombros esparcidos por doquier, lo que evidencia la gravedad de la situación.
Además, la aparición de panfletos intimidatorios firmados por un grupo autodenominado “Los Lobos BMW” ha sembrado aún más el miedo entre los comerciantes. En estos documentos, se advierte que este sería el “último aviso” y que, de no llegar a un acuerdo, se tomarían medidas drásticas, incluyendo secuestros y asesinatos. Este tipo de amenazas no son nuevas, pero la audacia de los delincuentes parece estar aumentando, lo que deja a los comerciantes en un estado de constante alerta.
**Desprotección y Falta de Respuesta Institucional**
A pesar de la gravedad de las amenazas y la violencia, muchos comerciantes han encontrado que sus denuncias no son aceptadas por las autoridades. Argumentos como que las amenazas no constituyen una amenaza directa o que no hay pruebas suficientes han sido utilizados para desestimar las quejas. Esta falta de respuesta ha llevado a los comerciantes a sentirse desamparados y a buscar soluciones por su cuenta, como la implementación de alarmas comunitarias y redes de alerta interna.
La presencia policial en la Bahía ha sido criticada por ser intermitente y no brindar la protección necesaria. Los comerciantes han expresado que, aunque hay patrullajes ocasionales, la seguridad real depende de sus propios esfuerzos. Esta situación ha creado un ambiente de desconfianza hacia las instituciones encargadas de garantizar la seguridad pública.
La crisis de inseguridad en Guayaquil no solo afecta a los comerciantes, sino que también tiene repercusiones en la economía local. La percepción de un entorno peligroso puede disuadir a los clientes de visitar la Bahía, lo que a su vez impacta las ventas y la viabilidad de los negocios. La falta de acción efectiva por parte de las autoridades podría llevar a un ciclo de deterioro económico en la región.
En este contexto, es fundamental que las autoridades tomen medidas urgentes para abordar la crisis de inseguridad. La implementación de estrategias efectivas para combatir la extorsión y la violencia es esencial para restaurar la confianza de los comerciantes y la comunidad en general. La colaboración entre la policía, la fiscalía y los comerciantes podría ser clave para desmantelar las redes delictivas que operan en la Bahía de Guayaquil. Sin una respuesta contundente, la situación podría seguir empeorando, dejando a los comerciantes en una lucha constante por su seguridad y su sustento.