La situación en Imbabura, Ecuador, se ha tornado crítica debido a la escasez de combustibles, especialmente diésel y gasolina, provocada por bloqueos en las vías y protestas que han estallado en la región desde el 22 de septiembre de 2025. Las estaciones de servicio en ciudades como Otavalo e Ibarra han tenido que cerrar sus puertas, lo que ha generado un desabastecimiento alarmante y ha llevado a los gasolineros a solicitar custodia militar para garantizar la seguridad en sus operaciones.
Las manifestaciones, que se originaron en respuesta al aumento del precio del diésel, han afectado gravemente la logística de distribución de combustibles. Según Ivo Rosero, presidente de la cámara nacional de distribuidores de derivados de Ecuador (Camddepe), las amenazas de los manifestantes han impedido que las gasolineras operen con normalidad. «Recibimos amenazas. Nos dicen: si abren, ya van a ver qué pasa», declaró Rosero, enfatizando la gravedad de la situación.
### Impacto en la Distribución de Combustibles
La crisis no solo ha afectado a las estaciones de servicio, sino que también ha interrumpido el tránsito de los tanqueros que transportan combustible hacia las ciudades. En Ibarra, la capital de Imbabura, la falta de diésel y gasolina se ha vuelto crítica, ya que los tanqueros no pueden acceder a los centros de despacho debido a los bloqueos. Rosero indicó que, aunque algunas estaciones en Otavalo tienen combustible, están amenazadas por los manifestantes, lo que complica aún más la situación.
La presión de los manifestantes ha llevado a que algunos trabajadores de las estaciones sean forzados a vender combustibles en canecas, lo que representa un riesgo adicional tanto para los empleados como para los propietarios de las gasolineras. Además, Rosero ha reportado la presencia de personas infiltradas en las protestas, lo que ha incrementado la preocupación por la seguridad en la zona. Algunos trabajadores han observado individuos armados, lo que ha elevado el nivel de tensión en un contexto ya de por sí complicado.
La situación ha llevado a los gasolineros a enfrentar pérdidas significativas, que alcanzan hasta el 100% de sus ingresos, mientras que los costos operativos continúan acumulándose. Las nóminas, seguros y arriendos siguen siendo obligaciones que deben cumplir, a pesar de que las estaciones están cerradas. Esta crisis no solo afecta a los negocios locales, sino que también tiene un impacto directo en la economía de la región, donde el acceso a combustibles es esencial para la movilidad y el funcionamiento de diversas actividades comerciales.
### Reacciones y Demandas de Seguridad
Ante esta crisis, los gasolineros han hecho un llamado urgente al gobierno para que se implemente una custodia militar en las estaciones de servicio. La solicitud de Rosero refleja la necesidad de garantizar un entorno seguro para que las estaciones puedan reanudar sus operaciones. La falta de seguridad ha llevado a que muchos propietarios se sientan vulnerables y temerosos de abrir sus puertas, lo que perpetúa el ciclo de desabastecimiento.
Las autoridades locales también han sido instadas a mediar en la situación y buscar soluciones que permitan restablecer el flujo de combustibles en la región. Sin embargo, la polarización del conflicto y la intensidad de las protestas han dificultado el diálogo entre las partes involucradas. La situación en Imbabura es un reflejo de las tensiones sociales que se viven en Ecuador, donde el aumento de precios y la falta de acceso a recursos básicos han llevado a la población a manifestarse.
La crisis de combustibles en Imbabura es un claro ejemplo de cómo las protestas pueden afectar la vida cotidiana de los ciudadanos y la economía local. La falta de diésel y gasolina no solo limita el transporte y la movilidad, sino que también afecta a otros sectores que dependen de estos recursos para operar. A medida que las protestas continúan, la incertidumbre sobre el futuro de la distribución de combustibles en la región persiste, dejando a muchos en una situación de vulnerabilidad y desasosiego.