La reciente aprobación de la reforma constitucional que permite la instalación de bases militares extranjeras en Ecuador ha desatado un intenso debate político en el país. La votación, llevada a cabo el 3 de junio de 2025, no solo ha marcado un hito en la política ecuatoriana, sino que también ha evidenciado la fragmentación dentro del correísmo y la complejidad de las alianzas en la Asamblea Nacional.
La reforma fue aprobada con 82 votos, provenientes de la bancada oficialista Acción Democrática Nacional (ADN), el Partido Social Cristiano (PSC), y una facción de Pachakutik que ha decidido apoyar al gobierno. Este cambio en la legislación se enmarca dentro de la estrategia del presidente Daniel Noboa para fortalecer la lucha contra el narcotráfico, un tema que ha cobrado relevancia en la agenda política del país.
### La Reacción de Pachakutik y la Coordinación Indígena
Uno de los aspectos más controversiales de esta votación ha sido la postura adoptada por algunos legisladores de Pachakutik, un movimiento que tradicionalmente ha defendido la soberanía nacional y se ha opuesto a la presencia militar extranjera. En esta ocasión, siete de los nueve asambleístas de Pachakutik votaron a favor de la reforma, lo que generó un fuerte rechazo por parte de la coordinación nacional del movimiento indígena.
Guillermo Churuchumbi, líder de Pachakutik, expresó su desacuerdo a través de un comunicado en el que calificó la aprobación de la reforma como una traición a la lucha histórica de los pueblos indígenas. En sus palabras, «aprobar su instalación es entregar la soberanía del país. No combaten el narco, pero sí protegen intereses extranjeros y reprimen a los pueblos». Esta declaración refleja la profunda preocupación de las organizaciones indígenas sobre el impacto que la presencia militar extranjera podría tener en la autonomía y derechos de las comunidades locales.
La división dentro de Pachakutik se hizo evidente cuando la coordinación nacional del movimiento tildó de «extraviados políticos» a los legisladores que apoyaron la reforma. Esta fractura interna pone de manifiesto las tensiones que existen entre las bases del movimiento y sus representantes en la Asamblea, así como la dificultad de mantener una postura unificada en temas tan sensibles como la soberanía nacional.
### La Fragmentación del Correísmo
Por otro lado, el correísmo, que ha sido históricamente un actor clave en la política ecuatoriana, también ha mostrado signos de descoordinación. Durante el debate sobre la reforma, varios legisladores de la Revolución Ciudadana (RC) optaron por abstenerse en lugar de votar en contra de la propuesta. Este comportamiento sugiere una falta de consenso dentro de la bancada, que tradicionalmente se ha opuesto a la intervención militar extranjera.
La abstención de algunos miembros del correísmo, como Raúl Chávez, Fricson George y David Arias, indica que las decisiones políticas no siempre se alinean con las posturas ideológicas de los partidos. Este fenómeno puede ser interpretado como una respuesta a la presión política y a la necesidad de mantener una imagen de unidad frente a la opinión pública, a pesar de las diferencias internas.
El presidente Noboa, quien propuso la reforma en octubre de 2024, ha argumentado que la instalación de bases militares es una medida necesaria para combatir el narcotráfico que afecta al país. Sin embargo, la oposición ha señalado que esta estrategia podría tener consecuencias negativas para la soberanía y la seguridad nacional. La Corte Constitucional ahora deberá calificar el texto de la reforma, que será sometido a referéndum en un plazo de 45 días, según lo estipulado por la Constitución vigente.
La situación actual en la Asamblea Nacional refleja un panorama político complejo, donde las alianzas y divisiones están en constante cambio. La aprobación de la reforma sobre bases militares extranjeras no solo ha reconfigurado las relaciones de poder en el Legislativo, sino que también ha puesto en evidencia la fragilidad de las coaliciones políticas en Ecuador. A medida que se acerca el referéndum, el debate sobre la soberanía, la seguridad y la intervención extranjera seguirá siendo un tema candente en la agenda nacional.