La Catedral de la Inmaculada Concepción, ubicada en el corazón de Cuenca, es un emblema de la fe, la cultura y la historia de esta ciudad ecuatoriana. Conocida también como la Catedral Nueva, este monumento ha sido testigo de la evolución de Cuenca a lo largo de los años. Sin embargo, su majestuosidad se ve amenazada por el paso del tiempo y los daños estructurales que han surgido a lo largo de su historia. En 2025, se ha iniciado un ambicioso proyecto de restauración que busca preservar este ícono arquitectónico para las futuras generaciones.
### Un Icono en Peligro
La Catedral de la Inmaculada Concepción no solo es un lugar de culto, sino también un atractivo turístico que atrae a miles de visitantes cada año. Sin embargo, en los últimos años, fisuras y problemas de humedad han comenzado a comprometer su integridad. Desde hace aproximadamente diez meses, un equipo de arquitectos, ingenieros y obreros se ha adentrado en la catedral para llevar a cabo un proceso de restauración que busca reparar los daños visibles y prevenir futuros deterioros.
La historia de la construcción de la catedral es fascinante. Iniciada en 1885, la obra se extendió por casi un siglo y fue marcada por múltiples etapas y desafíos. La falta de materiales adecuados y la ausencia de arquitectos capacitados en la región complicaron el proceso. A pesar de estos obstáculos, la catedral se consagró en 1967, aunque sin sus torres, que nunca se completaron debido a su peso. Hoy, con una población de alrededor de 600,000 habitantes y un promedio de 225,000 feligreses que asisten a misa mensualmente, la catedral se ha convertido en un símbolo de la identidad cuencana.
### La Intervención Técnica
El proyecto de restauración actual se basa en un estudio histórico exhaustivo y utiliza tecnología moderna para diagnosticar los problemas estructurales. Se han destinado aproximadamente 450,000 dólares para la intervención, de los cuales ya se han ejecutado 160,000. Entre las áreas que se están reparando se encuentran 12 bóvedas de 14 metros de altura y siete cúpulas, incluida la cúpula central que se eleva a 55 metros.
El arquitecto Juan Izquierdo, encargado de la restauración, ha explicado que algunos de los daños eran visibles, pero otros han sido detectados gracias a sistemas avanzados como cámaras térmicas y georradares. Estos métodos han permitido identificar microfisuras que, aunque pequeñas, pueden tener un impacto significativo en la estabilidad de la estructura. La fisura más grande, que se encuentra en la fachada, mide cinco metros de largo y tiene una profundidad de diez centímetros.
La humedad es otro de los problemas críticos que enfrenta la catedral. Esta ha causado el deterioro de la pintura, la acumulación de hongos y el desprendimiento del mortero que cubre los ladrillos interiores. La falta de mantenimiento adecuado a lo largo de los años ha contribuido a esta situación, haciendo que la intervención actual sea aún más urgente.
Para abordar estos problemas, el equipo de restauración ha tenido que recurrir a métodos tradicionales y materiales específicos. La cal utilizada en la construcción original ya no está disponible en Cuenca, por lo que se ha importado cal macerada de México y se ha mezclado con ceniza local para crear una lechada que se aplicará sobre los ladrillos. Este proceso no solo busca restaurar la estética de la catedral, sino también crear una capa impermeable que proteja la estructura de futuras filtraciones.
La restauración de la Catedral de la Inmaculada Concepción es un esfuerzo monumental que no solo busca preservar un edificio, sino también mantener viva la historia y la identidad de Cuenca. Cada intervención se documenta meticulosamente para que las futuras generaciones puedan entender el valor de este patrimonio cultural. La falta de acción podría llevar a un deterioro irreversible, lo que subraya la importancia de este proyecto no solo para los cuencanos, sino para todos aquellos que valoran la historia y la cultura de Ecuador.