La congestión vehicular en Guayaquil, especialmente en la avenida de las Américas, ha sido un tema recurrente entre los ciudadanos y expertos en movilidad. A pesar de la reciente inauguración de un doble paso elevado que costó USD 18,5 millones, la situación del tráfico parece haber cambiado de lugar, pero no ha mejorado significativamente. Este artículo explora las implicaciones de estas obras viales y las posibles soluciones para abordar el problema del tráfico en la ciudad.
**Impacto de las Nuevas Infraestructuras Viales**
La avenida de las Américas es uno de los corredores más transitados de Guayaquil, con un flujo diario de hasta 140.000 vehículos. La reciente construcción de un paso elevado ha sido vista como una solución para mejorar la fluidez del tránsito, pero los usuarios han notado que la congestión se ha trasladado a otros puntos críticos. Carlos Julio Barrios, un trabajador de la zona, menciona que durante las horas pico, la congestión se ha movido a unas cinco cuadras, generando filas de hasta 500 metros en el sentido norte-centro.
Este fenómeno de «traslado de la congestión» es común en muchas ciudades que implementan soluciones de infraestructura sin un plan integral. Aunque el nuevo paso elevado ha reducido los tiempos de traslado en ciertas horas, los embotellamientos persisten, especialmente en la intersección con la avenida Juan Tanca Marengo, donde la reducción abrupta de carriles provoca un estrangulamiento del tráfico.
Miguel Sánchez, otro usuario frecuente de la vía, también ha notado mejoras en la circulación nocturna, pero reconoce que durante el día, especialmente en el sentido contrario, los embotellamientos siguen siendo un problema. La falta de habilitación de la circulación debajo de los pasos elevados limita aún más la fluidez del tráfico, ya que no se permiten giros en «U» ni incorporaciones desde la Isidro Ayora.
**La Necesidad de un Plan Integral de Movilidad**
El ingeniero en tránsito y transporte Alejandro Chanabá, catedrático de la Escuela Politécnica del Litoral, enfatiza que las obras viales por sí solas no resuelven los problemas de movilidad. Para lograr una mejora real en el tráfico, es fundamental implementar un plan integral que incluya un rediseño del corredor vial y un sistema de semaforización inteligente. Chanabá señala que, aunque los pasos elevados pueden aliviar puntos específicos, los cuellos de botella se trasladan a otras áreas si no se abordan las causas subyacentes del problema.
Uno de los mayores obstáculos para mejorar la circulación en Guayaquil es el rezago tecnológico en los semáforos. Actualmente, los semáforos en la ciudad son de diferentes marcas y tecnologías, lo que dificulta la coordinación y la adaptación dinámica al flujo vehicular. La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) ha adjudicado un contrato para la instalación de un sistema centralizado de semaforización, pero la implementación de este sistema es crucial para optimizar el flujo de tráfico.
Además, la eliminación de cruces conflictivos y la creación de distribuidores de tráfico son medidas que podrían complementar las obras viales y mejorar la movilidad en la ciudad. La implementación de un sistema de semaforización inteligente permitiría regular el flujo vehicular en tiempo real, adaptándose a las condiciones cambiantes del tráfico y reduciendo los tiempos de espera en los semáforos.
En resumen, aunque las nuevas obras viales en Guayaquil han traído algunas mejoras, es evidente que se requieren medidas adicionales para abordar de manera efectiva el problema del tráfico. La combinación de infraestructura adecuada, tecnología avanzada y un plan de movilidad integral es esencial para lograr una circulación más fluida y eficiente en la ciudad. La colaboración entre las autoridades locales, expertos en transporte y la comunidad será clave para encontrar soluciones sostenibles que beneficien a todos los ciudadanos.