En la mañana del 7 de junio de 2025, un amplio despliegue policial tuvo lugar en el distrito de Nueva Prosperina, ubicado al noroeste de Guayaquil. Este megaoperativo, denominado ‘Apolo 19’, fue liderado por el ministro del Interior, Jhon Reimberg, y resultó en la detención de 25 individuos, de los cuales 10 contaban con boletas de captura vigentes. La intervención se realizó en respuesta a un reciente hallazgo que conmocionó a la comunidad: los cuerpos de cinco comerciantes secuestrados fueron encontrados en una cisterna, lo que evidenció la creciente violencia y criminalidad en la zona.
Durante el operativo, las fuerzas del orden allanaron 260 viviendas en diferentes sectores de Nueva Prosperina, un área que ha sido identificada como un punto caliente para la actividad delictiva. Las autoridades informaron que se decomisaron 21 armas de fuego de diversos calibres, 11 teléfonos celulares, drogas, dinero en efectivo sin justificación y otros elementos que podrían haber sido utilizados en actividades criminales. Este tipo de intervenciones busca desmantelar las estructuras de grupos delictivos que operan en la región, como Los Tiguerones, Fénix, Igualitos y Fatales, conocidos por su implicación en robos, extorsiones y asesinatos.
El ministro Reimberg enfatizó la importancia de estas acciones, afirmando que el compromiso de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas es firme en la lucha contra la delincuencia. «No vamos a descansar hasta atacar a todas las bandas delictivas. Tenemos personal de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas arriesgando todos los días sus vidas por la seguridad de los ecuatorianos», declaró en un video difundido en redes sociales. Este enfoque proactivo busca no solo la detención de criminales, sino también la restauración de la seguridad y la confianza en las comunidades afectadas por la violencia.
### La Realidad de la Delincuencia en Guayaquil
La situación de seguridad en Guayaquil ha sido motivo de preocupación en los últimos años, con un aumento notable en la violencia y la actividad delictiva. Las estadísticas indican que la presencia de bandas organizadas ha crecido, y con ello, la participación de mujeres y menores de edad en estas estructuras criminales. Recientemente, se ha reportado un incremento en la participación de estos grupos en actividades delictivas, lo que plantea un desafío adicional para las autoridades.
El caso de Manabí, por ejemplo, ha revelado que cada vez más mujeres y adolescentes están siendo reclutados por bandas criminales, lo que complica aún más la lucha contra la delincuencia. Este fenómeno no solo afecta la seguridad pública, sino que también tiene implicaciones sociales profundas, ya que muchas de estas personas son víctimas de un entorno que les ofrece pocas alternativas. La intervención en Nueva Prosperina es un intento de revertir esta tendencia, pero los expertos advierten que se necesita un enfoque integral que incluya educación, oportunidades laborales y programas de reintegración para aquellos que desean abandonar la vida delictiva.
### Estrategias de Intervención y Prevención
El operativo ‘Apolo 19’ es solo una de las muchas estrategias que el gobierno ecuatoriano está implementando para combatir la delincuencia. La colaboración entre diferentes cuerpos de seguridad, así como la participación de la comunidad, son elementos clave en esta lucha. Las autoridades han comenzado a fomentar la denuncia de actividades sospechosas y a crear espacios de diálogo con los ciudadanos para entender mejor sus preocupaciones y necesidades.
Además, se están llevando a cabo campañas de sensibilización para informar a la población sobre los riesgos de involucrarse en actividades delictivas y las consecuencias que esto conlleva. La educación y la prevención son fundamentales para abordar las raíces del problema, y se están desarrollando programas que buscan ofrecer alternativas a los jóvenes en riesgo de ser reclutados por bandas criminales.
La situación en Nueva Prosperina es un reflejo de un problema más amplio que enfrenta Ecuador en términos de seguridad. La respuesta del gobierno, a través de operativos como el de este 7 de junio, es un paso hacia la recuperación del control en áreas afectadas por la violencia. Sin embargo, la efectividad de estas acciones dependerá de la continuidad de los esfuerzos y de la implementación de políticas que aborden no solo los síntomas, sino también las causas subyacentes de la delincuencia en el país.
