La historia de la guerrilla colombiana de las FARC está marcada por figuras emblemáticas que han dejado una huella imborrable en el conflicto armado del país. Uno de estos personajes es Elí Mejía Mendoza, conocido como Martín Sombra, quien se destacó como el temido carcelero de la organización. Su reciente fallecimiento en un hospital de Bogotá ha reavivado el interés por su vida y su papel en la retención de rehenes durante los años más oscuros del conflicto colombiano.
### La Vida de Martín Sombra: De Guerrillero a Carcelero
Martín Sombra nació en 1939 y se unió a las FARC en 1966. A lo largo de su vida, se convirtió en uno de los líderes más notorios de la guerrilla, especialmente en la década de 1990, cuando asumió el cargo de comandante encargado de custodiar a los rehenes de alto perfil. Entre sus víctimas se encontraba la política Ingrid Betancourt, quien fue secuestrada en 2002 y liberada en 2008 durante la operación Jaque del ejército colombiano.
La notoriedad de Martín Sombra no solo se debía a su papel como carcelero, sino también a su capacidad para organizar campamentos en la selva donde mantenía a los rehenes bajo condiciones extremas. Estos campamentos eran conocidos por su brutalidad y por las difíciles condiciones de vida que imponían a los cautivos. Durante su tiempo al mando, se estima que miles de personas fueron secuestradas, y muchos de ellos no sobrevivieron al cautiverio.
La vida de Martín Sombra estuvo marcada por la violencia y el sufrimiento que infligió a sus víctimas. Sin embargo, también fue un personaje complejo, que, tras la firma del acuerdo de paz en 2016, se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), un tribunal diseñado para juzgar a los responsables de crímenes en el contexto del conflicto armado. A pesar de su papel en la guerrilla, logró salir en libertad tras cumplir con ciertos requisitos del proceso judicial.
### La Muerte de un Icono del Terror
El 19 de mayo de 2025, Martín Sombra falleció a los 86 años en un hospital de Bogotá. Su muerte fue confirmada por la Secretaría de Salud de la ciudad, aunque no se especificaron las causas. Sondra Macollins Garvin, exabogada de Sombra, reveló que el exguerrillero estaba gravemente enfermo y que murió en condiciones de pobreza extrema. Esta situación contrasta con la imagen de poder y control que había mantenido durante su vida activa en la guerrilla.
La figura de Martín Sombra ha generado opiniones divididas. Para muchos, representa el rostro del terror y la violencia que caracterizó a las FARC durante décadas. Sin embargo, también hay quienes argumentan que su testimonio y su experiencia podrían ofrecer una visión única sobre el conflicto colombiano y las dinámicas de la guerrilla. A pesar de su implicación en numerosos crímenes, su participación en la JEP le permitió contar su versión de los hechos, lo que ha sido objeto de críticas por parte de las víctimas y sus familias.
La muerte de Martín Sombra no solo marca el final de una era, sino que también plantea preguntas sobre la justicia y la reconciliación en Colombia. Las víctimas de las FARC, incluidos aquellos que fueron secuestrados y sus familias, han expresado su descontento con las sanciones impuestas por la JEP a los exguerrilleros. Muchos consideran que estas sanciones son insuficientes y no reflejan la gravedad de los crímenes cometidos.
En el contexto actual, donde el país sigue lidiando con las secuelas del conflicto armado, la figura de Martín Sombra se convierte en un símbolo de la complejidad de la paz en Colombia. Su vida y su muerte son un recordatorio de las heridas abiertas que aún persisten en la sociedad colombiana y de la necesidad de un diálogo continuo sobre la memoria, la justicia y la reconciliación.
La historia de Martín Sombra es, en última instancia, una historia de dolor y sufrimiento, tanto para sus víctimas como para él mismo. Su legado, aunque oscuro, es parte integral de la narrativa del conflicto colombiano y de los esfuerzos por construir un futuro en paz. A medida que el país avanza hacia la reconciliación, la figura de este carcelero de las FARC seguirá siendo objeto de debate y reflexión en la búsqueda de justicia y verdad.