La situación del río Guayas se ha convertido en un tema de preocupación creciente para los habitantes de Guayaquil y sus alrededores. La acumulación de sedimentos en este emblemático afluente, que ha sido un recurso vital para la región, está amenazando su existencia. Alejandro Chanabá, decano de la facultad de Ingeniería Marítima de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), advierte que si no se toman medidas inmediatas, el río podría convertirse en un mero recuerdo.
### La Sedimentación: Un Problema Natural y Humano
La sedimentación en el río Guayas es un fenómeno natural que ocurre en todos los ríos del mundo. Sin embargo, la situación en Guayas es particularmente crítica debido a la intervención humana. Chanabá explica que el río, que en realidad es una ría, presenta una dinámica diferente a la de un río convencional. Mientras que los ríos fluyen en una sola dirección, la ría Guayas experimenta mareas de entrada y salida, lo que complica aún más la acumulación de sedimentos.
Los ríos Daule y Babahoyo, que alimentan al Guayas, traen consigo sedimentos desde las montañas, especialmente del Chimborazo. Sin embargo, la deforestación y otras actividades humanas en la cuenca alta han exacerbado el problema, aumentando la cantidad de lodo y rocas que llegan al río. Chanabá señala que la falta de dragado durante más de cincuenta años ha permitido que la sedimentación se acumule a niveles alarmantes.
El experto enfatiza que el dragado no es solo una solución temporal, sino una necesidad constante. «Cada día, el río está soportando sedimentos que se quedan», afirma. La intervención adecuada podría mantener un canal de navegación expedito, pero hasta ahora, los esfuerzos han sido insuficientes. La prefecta Marcela Aguiñaga ha intentado abordar el problema, pero la falta de un plan integral ha dejado a la ría en una situación crítica.
### Alternativas para la Recuperación del Río
Para abordar la crisis del río Guayas, es esencial implementar un plan de dragado que no solo se enfoque en mantener un canal de navegación, sino que también contemple la recuperación del ecosistema del río. Chanabá sugiere que se realicen estudios exhaustivos para determinar la composición del sedimento y la tasa de sedimentación. Esto permitiría utilizar la draga adecuada y optimizar los recursos disponibles.
Además, el experto propone que el material extraído del dragado, que en su mayoría es arena de río, sea aprovechado comercialmente. «En lugar de desecharlo, podríamos venderlo y utilizar esos fondos para financiar el dragado continuo», sugiere. La arena de río es un recurso valioso para la construcción, y su venta podría generar ingresos significativos para la región.
La colaboración entre diferentes prefecturas también es crucial. La prefecta Aguiñaga ha mencionado la necesidad de crear una mancomunidad con otras provincias para abordar el problema de manera conjunta. Sin embargo, Chanabá advierte que la responsabilidad no recae únicamente en la prefectura, sino que debe ser un esfuerzo coordinado entre varias entidades, incluyendo la Autoridad Portuaria y el Ministerio de Transporte.
La falta de un enfoque coherente ha llevado a una pasividad en la gestión del río. «Se han pasado la pelota de un lado a otro», critica Chanabá, quien enfatiza que es urgente comenzar a dragar, incluso con recursos limitados, para evitar que el río se convierta en un lecho seco lleno de arena.
La situación del río Guayas es un reflejo de la necesidad de una gestión ambiental más efectiva y sostenible. La combinación de factores naturales y humanos ha llevado a una crisis que no solo afecta al ecosistema, sino también a la calidad de vida de los habitantes de Guayaquil. Si no se actúa de inmediato, el río Guayas podría convertirse en un recuerdo, y con él, la rica historia y cultura que lo rodea.