La Liga Profesional de Fútbol de Ecuador, conocida como LigaPro, se encuentra en medio de una crisis significativa tras la reciente sanción impuesta por su Comité Disciplinario. En un anuncio realizado el 23 de octubre de 2025, se reveló que cuatro clubes de la Serie B y 20 jugadores han sido sancionados debido a un escándalo de amaño de partidos. Esta situación ha generado un gran revuelo en el ámbito deportivo y ha puesto en tela de juicio la integridad del fútbol ecuatoriano.
La sanción consiste en la reducción de entre seis y 12 puntos en la clasificación de los torneos de la LigaPro, además de una multa de 10,000 dólares para cada uno de los clubes involucrados. Aunque el comunicado oficial no especifica las razones exactas detrás de estas sanciones, se sabe que son el resultado de una investigación llevada a cabo por la Dirección de Integridad de la LigaPro. Esta investigación se centró en la participación de los clubes en una estructura de amaño de partidos, lo que ha llevado a una mayor preocupación sobre la transparencia y la ética en el deporte.
### Detalles de las Sanciones y Clubes Involucrados
Los cuatro clubes sancionados, aunque no mencionados explícitamente en el comunicado, han sido identificados como Chacaritas, Gualaceo, Vargas Torres y 22 de Julio. La sanción implica que los puntos que se les restarán no afectarán el puntaje que ya han acumulado hasta la fecha, sino que se descontarán de los puntos que obtengan en sus próximos partidos. Esto significa que la penalización se aplicará a los resultados futuros, lo que podría tener un impacto significativo en sus posibilidades de ascenso y en la lucha por la permanencia en la categoría.
Además de las sanciones a los clubes, el Comité Disciplinario también ha decidido imponer una suspensión de dos años a 20 jugadores involucrados en el escándalo. Esta medida busca erradicar la corrupción y restaurar la confianza en el fútbol ecuatoriano, aunque muchos aficionados y expertos se preguntan si estas sanciones son suficientes para abordar el problema de fondo.
La LigaPro ha enfatizado que la lucha contra el amaño de partidos es una prioridad y que se tomarán medidas adicionales para garantizar la integridad del deporte. Sin embargo, la falta de transparencia en la divulgación de los nombres de los clubes y jugadores sancionados ha generado críticas y desconfianza entre los aficionados y los medios de comunicación.
### Reacciones y Consecuencias en el Fútbol Ecuatoriano
Las reacciones a las sanciones no se han hecho esperar. Los aficionados han expresado su indignación y preocupación por el futuro del fútbol en el país. Muchos consideran que este escándalo podría tener repercusiones a largo plazo, afectando no solo la reputación de los clubes involucrados, sino también la credibilidad de la LigaPro en su conjunto. La situación ha llevado a un debate más amplio sobre la necesidad de una mayor regulación y supervisión en el fútbol ecuatoriano, especialmente en lo que respecta a las apuestas deportivas y la integridad de los partidos.
Expertos en deportes han señalado que el amaño de partidos no es un problema nuevo en el fútbol, pero la magnitud de este escándalo en la LigaPro ha puesto de relieve la urgencia de abordar el tema de manera efectiva. La implementación de políticas más estrictas y la colaboración con organismos internacionales podrían ser pasos necesarios para prevenir futuros incidentes.
La comunidad futbolística también ha comenzado a cuestionar la efectividad de las medidas actuales de la LigaPro para combatir el amaño de partidos. Algunos sugieren que se necesita una revisión completa de los procesos de supervisión y control, así como una mayor educación y concienciación sobre las consecuencias del amaño de partidos entre jugadores y clubes.
En medio de esta crisis, la LigaPro se enfrenta al desafío de restaurar la confianza de los aficionados y asegurar que el fútbol ecuatoriano se mantenga libre de corrupción. Las sanciones impuestas son un primer paso, pero la verdadera prueba será la capacidad de la liga para implementar cambios significativos que prevengan futuros escándalos y promuevan un entorno de juego limpio y competitivo.
