El paro indígena en Ecuador, que comenzó hace casi un mes, ha evolucionado significativamente desde sus inicios. Lo que empezó como una protesta centrada en la eliminación del subsidio al diésel ha crecido para abarcar una variedad de demandas sociales, económicas y ambientales. Este artículo examina cómo han cambiado las exigencias de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el contexto en el que se desarrollan estas movilizaciones.
### Orígenes del Paro: Demandas Económicas
El 20 de octubre de 2025 marca el día 29 del paro convocado por la Conaie. Las primeras demandas se centraron en la derogación del Decreto Ejecutivo No. 126, que eliminó el subsidio al diésel. Esta medida fue vista como un golpe directo a la economía de las comunidades indígenas, que dependen en gran medida de este combustible para sus actividades diarias. En un comunicado oficial, la Conaie exigió la derogación del decreto, la reducción del IVA al 12% y un aumento en la inversión en salud y educación. La organización dejó claro que no estaban interesadas en compensaciones temporales, sino en políticas públicas que beneficien a la comunidad en su conjunto.
Las movilizaciones iniciales se concentraron en la Sierra norte y centro, con Imbabura como el epicentro de las protestas. Ciudades como Otavalo y Cotacachi se convirtieron en puntos críticos, donde los bloqueos de vías causaron desabastecimiento de productos esenciales como gas, alimentos y combustible. La situación se tornó tensa, y los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden llevaron a la muerte de varios protestantes, lo que intensificó la indignación y la determinación de los movilizados.
### Ampliación de Demandas: Un Movimiento Diversificado
A medida que avanzaban los días de paro, las demandas de la Conaie comenzaron a diversificarse. El 15 de octubre, después de una jornada de enfrentamientos, se anunció un preacuerdo con el Gobierno que incluía la instalación de mesas técnicas de trabajo. Sin embargo, este acuerdo se desvaneció rápidamente, y el diálogo se estancó. La Conaie argumentó que no existían las condiciones adecuadas para continuar las negociaciones, mientras que el Gobierno acusó a los líderes indígenas de cerrar las puertas al diálogo.
El discurso de los líderes indígenas se endureció, especialmente desde la Amazonía. Marlon Vargas, presidente de la Conaie, enfatizó que el paro no se limitaba al tema del combustible, sino que también abarcaba la defensa de los territorios indígenas frente a la explotación petrolera y minera. En este contexto, surgieron nuevas demandas, como el fin de la explotación de recursos naturales y un aumento del salario básico a USD 650 para los trabajadores públicos y comunitarios.
El 19 de octubre, en un video difundido por el Pueblo Karanki, se reafirmó la resistencia hasta que se derogara el Decreto 126. Este mensaje de unidad fue crucial para mantener la cohesión entre las diferentes regionales del movimiento, que ahora abarca no solo la Sierra, sino también la Amazonía y la Costa. Las exigencias han pasado de ser meramente económicas a incluir aspectos sociales y ambientales, reflejando una creciente conciencia sobre la importancia de la soberanía territorial y la protección del medio ambiente.
### Contexto Actual y Perspectivas Futuras
El paro indígena ha puesto de relieve la complejidad de las demandas sociales en Ecuador. Los analistas sugieren que el Gobierno enfrenta un movimiento más descentralizado, donde actores locales toman decisiones propias y plantean exigencias que van más allá de lo económico. La situación en Imbabura sigue siendo tensa, con vías bloqueadas y un diálogo que permanece en pausa. Las comunidades indígenas han dejado claro que no se conformarán con soluciones parciales y que continuarán luchando por sus derechos.
El futuro del paro y las negociaciones con el Gobierno es incierto. La falta de voluntad política por parte del Estado y la creciente radicalización de las demandas podrían llevar a un prolongado conflicto. La Conaie ha dejado claro que su lucha es por la dignidad y el respeto a los derechos de las comunidades indígenas, lo que sugiere que este movimiento podría tener repercusiones a largo plazo en la política ecuatoriana. A medida que las movilizaciones continúan, el país observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos y qué impacto tendrán en la relación entre el Gobierno y las comunidades indígenas.