En el marco de la celebración de los 205 años de independencia de Guayaquil, el alcalde Aquiles Álvarez pronunció un discurso que resonó con fuerza entre los asistentes. La ceremonia, que tuvo lugar en el emblemático Malecón 2000, se convirtió en un escenario no solo de celebración, sino también de reivindicación política y defensa de su gestión. Álvarez, con un tono desafiante, se dirigió a la multitud con un mensaje claro: Guayaquil es una ciudad que no se rinde ante las adversidades.
El alcalde comenzó su intervención con una frase que marcó el tono de su discurso: “Bienvenidos todos a este 9 de octubre, no 8, 9 de octubre”. Esta afirmación fue interpretada como una crítica directa al Gobierno Nacional, que había celebrado su propia ceremonia un día antes. Con esta introducción, Álvarez dejó claro que la independencia de Guayaquil no solo es un evento histórico, sino un símbolo de la lucha constante por la autonomía y el desarrollo de la ciudad.
### Un Mensaje de Resiliencia y Autonomía
A lo largo de su discurso, el alcalde enfatizó la identidad guayaquileña, describiendo a la ciudad como «viva, herida, pero invencible». Esta metáfora del Fénix, que alude a la capacidad de renacer de las cenizas, fue utilizada por Álvarez para subrayar la fortaleza de Guayaquil frente a los desafíos que enfrenta. “No necesitamos invocar al Fénix para hablar de renacer, nosotros somos el Fénix”, afirmó, refiriéndose al Plan Fénix del presidente Daniel Noboa, pero dejando claro que Guayaquil tiene su propio camino.
El discurso se tornó más confrontativo cuando el alcalde cuestionó la relación de la ciudad con el poder central. “¿Puede esta urbe que tanto amamos tener un alcalde que calle ante los abusos? ¡Jamás! ¡Eso es Guayaquil!”, exclamó, generando aplausos entre los presentes. Este tipo de afirmaciones no solo buscan conectar emocionalmente con los ciudadanos, sino también posicionar a Álvarez como un líder que defiende los intereses de su ciudad frente a un gobierno que, según él, no escucha.
### Logros y Compromisos del Municipio
En un intento por reforzar su imagen como un alcalde activo y comprometido, Álvarez destacó los logros de su administración. Mencionó que el Municipio ha invertido más de 630 millones de dólares en obras públicas y ha generado más de 100,000 empleos directos e indirectos. “La verdad son obras, no cuentos ni ciencia ficción. Aquí sí se trabaja y sí se ejecuta”, enfatizó, buscando demostrar que su gestión está enfocada en resultados tangibles para la población.
El alcalde también se refirió a la importancia de la participación ciudadana y la necesidad de que Guayaquil continúe trabajando en su desarrollo sin depender de decisiones externas. “Guayaquil no depende del permiso de nadie para ser grande, porque esta ciudad nació libre, creció libre y seguirá siendo libre”, afirmó, un mensaje que resonó con el orgullo cívico de los asistentes.
La ceremonia no solo se centró en el discurso del alcalde, sino que también incluyó la entrega de la Condecoración Jaime Nebot Saadi a seis destacados ciudadanos, entre ellos la periodista Teresa Arboleda y el tenista Nicolás Lapentti. Este reconocimiento a figuras locales refuerza la idea de que Guayaquil valora y celebra a sus héroes, aquellos que contribuyen al bienestar y la imagen de la ciudad.
### Un Futuro en Construcción
El evento, que reunió a diversas personalidades, incluidos miembros del clero y asambleístas, se convirtió en un espacio para la reflexión sobre el futuro de Guayaquil. Álvarez cerró su discurso con un llamado a la unidad y la resistencia: “Hoy, como hace 205 años, nuestra bandera flamea con fuerza. Guayaquil no teme a los decretos ni a las amenazas. Guayaquil solo teme a una cosa: a traicionar su historia”.
Este tipo de mensajes no solo buscan inspirar a la población, sino también consolidar la figura del alcalde como un líder que está dispuesto a luchar por los intereses de su ciudad. En un contexto donde la política local y nacional a menudo se entrelazan, el discurso de Álvarez se presenta como un recordatorio de la importancia de la identidad local y la autonomía en la construcción del futuro de Guayaquil.