El Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) ha estado aumentando significativamente su financiamiento al Estado a través de la compra de bonos. En 2024, el Biess prestó un 20% más que en el año anterior, y esta tendencia parece continuar en 2025, lo que ha generado preocupaciones entre expertos y jubilados sobre el futuro de la institución y su capacidad para cumplir con sus obligaciones hacia los afiliados.
### Aumento en la compra de bonos del Estado
Hasta finales de 2024, el Biess había invertido aproximadamente USD 12.491 millones en bonos estatales, lo que representa el 47% de todas sus inversiones. Esta cifra ha seguido creciendo, alcanzando los USD 13.036 millones en 2025, un incremento del 5% respecto al año anterior. Esta situación ha llevado a que el Biess se convierta en uno de los principales financistas del Estado en el mercado interno, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta estrategia a largo plazo.
La reciente aprobación de la Ley de Fortalecimiento y Sostenibilidad Crediticia ha permitido al Biess utilizar sus activos como garantía para obtener préstamos, lo que podría facilitar aún más su capacidad de financiar al Estado. Sin embargo, esta reforma ha sido objeto de críticas, ya que no establece claramente el destino de los recursos obtenidos a través de este endeudamiento. Henry Yánez, presidente del Frente de Defensa, ha expresado su preocupación de que estos fondos se destinen a financiar el gasto público en lugar de ser utilizados para otorgar créditos a afiliados y jubilados o para inversiones en el sector privado.
### Implicaciones de la reforma y el papel del Biess
La reforma que permite al Biess endeudarse ha generado un intenso debate sobre la naturaleza de su función como banco de pensiones. Augusto de la Torre, profesor de la Universidad de Columbia, ha señalado que la única deuda que debería tener el Biess es con sus jubilados. Según él, adquirir nuevas deudas no solo es innecesario, sino que también introduce riesgos adicionales que podrían agravar los problemas estructurales del sistema de pensiones.
De la Torre advierte que, si el Biess comienza a endeudarse con bancos internacionales, esto podría poner en peligro los aportes de los afiliados, que ya son insuficientes para cubrir las pensiones. La situación se complica aún más por el hecho de que el Ministerio de Finanzas tiene un papel preponderante en la toma de decisiones del Biess, lo que podría llevar a que los recursos se utilicen para financiar el gasto público en lugar de beneficiar a los afiliados.
Fernando Morales, ex presidente de la Comisión de Inversiones del Biess, también ha expresado su preocupación por la concentración de inversiones del banco en el Estado. Según él, las inversiones ya están cerca de los límites establecidos por la Superintendencia de Bancos, lo que podría representar un riesgo significativo. Morales sugiere que, si los nuevos fondos se utilizan para comprar más bonos del Estado, esto sería perjudicial debido a la concentración de riesgo que implicaría.
La situación del Biess es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta el sistema de pensiones en Ecuador. La creciente dependencia del banco del Estado para financiarse plantea preguntas sobre su capacidad para cumplir con sus obligaciones hacia los jubilados y afiliados. A medida que el Biess continúa aumentando su inversión en bonos estatales, es crucial que se establezcan mecanismos claros para garantizar que los recursos se utilicen de manera efectiva y en beneficio de quienes han contribuido al sistema.
En resumen, el Biess se encuentra en una encrucijada. Por un lado, su papel como financiador del Estado ha crecido, pero esto ha suscitado preocupaciones sobre su capacidad para cumplir con sus responsabilidades hacia los afiliados. La reciente reforma que permite el endeudamiento del Biess podría ofrecer una solución a corto plazo, pero también plantea riesgos significativos que deben ser cuidadosamente considerados. La comunidad de jubilados y afiliados debe estar atenta a estos desarrollos, ya que el futuro del Biess y, por ende, de sus pensiones, está en juego.