La comunidad ecuatoriana en Madrid ha encontrado una forma de mantener viva una de sus tradiciones más emblemáticas: la fiesta de la Mama Negra. Este evento, que se celebra anualmente en Latacunga, Ecuador, ha cruzado océanos y se ha establecido en la capital española gracias a la dedicación de migrantes como Fernando Canchignia, quien ha asumido la responsabilidad de organizar esta celebración en el extranjero. La fiesta no solo es un evento cultural, sino también una manifestación de fe y comunidad que une a los ecuatorianos en el extranjero.
**La Tradición de la Mama Negra**
La fiesta de la Mama Negra tiene sus raíces en la historia de una esclava liberada, conocida como la Mama Negra, que se convirtió en un símbolo de gratitud y devoción. La celebración incluye una serie de rituales y actividades que reflejan la cultura ecuatoriana, como danzas, música y la carga de alimentos por parte de los ashangueros, personajes centrales de la festividad. Este año, la fiesta se celebró en Madrid el 27 de septiembre, donde los ecuatorianos se reunieron para rendir homenaje a su cultura y tradiciones.
Uno de los momentos más emotivos de la celebración es cuando los ashangueros, que cargan canastas llenas de comida y bebida, desfilan por las calles. Este acto simboliza la penitencia y la gratitud hacia la Virgen de las Mercedes, quien es considerada la protectora de los latacungueños. La historia cuenta que el esposo de la Mama Negra, en agradecimiento por su liberación, cargó alimentos para la fiesta, y desde entonces, este acto se ha convertido en una tradición que se transmite de generación en generación.
**La Celebración en Madrid**
La fiesta en Madrid no solo es una réplica de la celebración en Ecuador, sino que también incorpora elementos de la vida cotidiana de los migrantes. Este año, Izan, un niño de siete años, se unió a la tradición familiar al cargar un cochinillo de cinco kilos, mientras su madre, Karina Muyolema, lo ayudaba con el peso de la ashanga. La familia se vistió con trajes tradicionales, y los niños, emocionados, se unieron a la celebración, mostrando que la herencia cultural se mantiene viva a través de las nuevas generaciones.
Karina, quien ha estado en Madrid desde hace años, expresó su gratitud por poder celebrar la fiesta con su familia, a pesar de los desafíos que enfrentan como migrantes. Este año, su familia logró comprar un piso en Almendralejo, lo que representa un gran logro y un paso hacia la estabilidad que tanto anhelan. La fiesta de la Mama Negra se convierte así en una oportunidad para agradecer y celebrar los logros alcanzados, así como para recordar las raíces que los unen.
Fernando Canchignia, el organizador de la fiesta en Madrid, ha dedicado más de dos décadas a mantener viva esta tradición en el extranjero. Para él, la celebración es más que un evento cultural; es una forma de preservar la fe y la identidad ecuatoriana. «Hay que luchar por ello, pero mi ilusión y mi bendición más grande es hacer que prevalezca la fe», comenta Fernando, quien ha visto cómo la comunidad se une cada año para celebrar.
La fiesta de la Mama Negra en Madrid también incluye música en vivo, con bandas que tocan instrumentos tradicionales como clarinetes, saxofones y tambores, creando un ambiente festivo que atrae tanto a ecuatorianos como a españoles. La música y el baile son elementos esenciales de la celebración, y los participantes disfrutan de la oportunidad de compartir su cultura con sus vecinos.
**La Comunidad Ecuatoriana en Madrid**
La comunidad ecuatoriana en Madrid es un ejemplo de cómo la migración puede enriquecer la cultura local. A través de eventos como la fiesta de la Mama Negra, los migrantes no solo mantienen vivas sus tradiciones, sino que también contribuyen a la diversidad cultural de la ciudad. La celebración se convierte en un espacio de encuentro donde los ecuatorianos pueden compartir sus historias, su música y su gastronomía, creando lazos con otros migrantes y con la comunidad local.
La fiesta de la Mama Negra es un recordatorio de la importancia de la identidad cultural y de cómo las tradiciones pueden adaptarse y florecer en nuevos contextos. A medida que los migrantes ecuatorianos continúan estableciéndose en Madrid, la celebración de la Mama Negra se convierte en un símbolo de resistencia y orgullo, uniendo a las familias y fortaleciendo la comunidad en el extranjero. La historia de Fernando Canchignia y su familia es solo una de muchas que ilustran el poder de la tradición y la fe en la vida de los migrantes ecuatorianos en España.