La reciente decisión del presidente colombiano Gustavo Petro de otorgar la ciudadanía colombiana al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas ha generado un amplio debate en América Latina. Este acto, que se formalizó el 16 de septiembre de 2025, ha suscitado reacciones tanto de apoyo como de rechazo, reflejando las tensiones políticas en la región. Glas, quien ha estado involucrado en múltiples escándalos de corrupción, se encuentra actualmente cumpliendo condenas en Ecuador, lo que añade un nivel de complejidad a su nueva situación legal.
### Contexto de la Ciudadanía
El acto de juramento de Jorge Glas tuvo lugar en la sede consular de Colombia en Quito, donde la cónsul general, Paula Andrea Perdomo, le preguntó si juraba cumplir con la constitución y las leyes de Colombia. Glas respondió afirmativamente, lo que fue documentado en un acta que fue posteriormente compartida por Petro en redes sociales. Sin embargo, este tuit fue eliminado poco después, lo que ha llevado a especulaciones sobre la reacción del gobierno ecuatoriano y la comunidad internacional.
La decisión de otorgar la ciudadanía a Glas no solo es simbólica, sino que también plantea preguntas sobre el futuro del exvicepresidente en el contexto de su condena por corrupción en Ecuador. Glas fue sentenciado a prisión por su implicación en el caso Odebrecht y otros escándalos relacionados con el uso indebido de fondos públicos. A pesar de su nueva nacionalidad, el exvicepresidente ha declarado que no renuncia a su nacionalidad ecuatoriana, lo que complica aún más su situación legal.
### Reacciones y Consecuencias
La noticia de la ciudadanía colombiana de Glas ha provocado reacciones mixtas en la política latinoamericana. Por un lado, el Grupo de Puebla, una coalición de líderes de izquierda en la región, celebró la decisión de Petro y exigió al presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, que facilite un salvoconducto para que Glas pueda trasladarse a México o Colombia. Esta exigencia refleja el apoyo que Glas aún tiene entre ciertos sectores políticos, a pesar de su condena.
Por otro lado, la decisión ha sido criticada por figuras políticas en Colombia. Francisco Barbosa, exfiscal general de Colombia, calificó el acto como «otra vergüenza internacional», lo que indica que la controversia no solo se limita a Ecuador, sino que también afecta la imagen de Colombia en el ámbito internacional. La situación se complica aún más por el hecho de que Glas enfrenta múltiples investigaciones en Ecuador, incluyendo un caso de lavado de activos relacionado con el escándalo de Odebrecht, que ha sido reactivado recientemente.
La justicia ecuatoriana ha determinado que Glas y otros funcionarios deben pagar una indemnización de 250 millones de dólares por el uso indebido de recursos públicos en el caso de la Reconstrucción de Manabí. Esta condena ha sido un punto focal en la discusión sobre la corrupción en Ecuador y ha llevado a un llamado a la rendición de cuentas por parte de la ciudadanía y de organismos internacionales.
### Implicaciones para la Política Regional
La decisión de otorgar la ciudadanía a Jorge Glas podría tener repercusiones significativas en las relaciones entre Colombia y Ecuador. Históricamente, ambos países han tenido una relación compleja, marcada por la cooperación en temas de seguridad y comercio, pero también por tensiones políticas. La situación de Glas podría convertirse en un punto de fricción, especialmente si el gobierno ecuatoriano considera que la decisión de Petro es una injerencia en sus asuntos internos.
Además, la situación de Glas podría influir en la percepción pública sobre la lucha contra la corrupción en la región. La corrupción ha sido un tema candente en América Latina, y el caso de Glas es emblemático de los desafíos que enfrentan los gobiernos en su intento de erradicar este problema. La decisión de Petro podría ser vista como un respaldo a un exfuncionario que ha sido condenado por corrupción, lo que podría enviar un mensaje equivocado sobre la tolerancia hacia la corrupción en la política.
En resumen, la concesión de la ciudadanía colombiana a Jorge Glas es un acto que trasciende lo meramente legal y se adentra en el ámbito político y social de América Latina. Las reacciones a esta decisión reflejan las divisiones existentes en la región y plantean preguntas sobre el futuro de la política en Colombia y Ecuador. A medida que la situación se desarrolla, será crucial observar cómo responden ambos gobiernos y qué implicaciones tendrá esta decisión para la lucha contra la corrupción en el continente.