En un reciente suceso que ha captado la atención de la sociedad ecuatoriana, un altar dedicado a la ‘Santa Muerte’ fue derribado en Guayaquil, específicamente en la calle Julián Coronel, cerca del cerro del Carmen. Este acto, llevado a cabo por autoridades municipales y policiales, se produjo tras un ataque armado que dejó un muerto, conocido por su alias ‘Guasón’, quien estaba vinculado a actividades criminales. La demolición del altar, que consistía en varias imágenes, flores, veladoras y botellas de licor, ha sido interpretada como una respuesta contundente a la creciente violencia y el microtráfico en la región.
La intervención se realizó el 8 de septiembre de 2025, y fue parte de un esfuerzo más amplio por parte de las autoridades para desmantelar estructuras delictivas que operan en el área. El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, expresó su determinación de continuar con estas acciones, afirmando que «cada porquería de estas que encontramos, las destruiremos». Este comentario refleja una postura firme contra la criminalidad y el culto que rodea a la ‘Santa Muerte’, un fenómeno que ha crecido en popularidad en Ecuador en los últimos años.
### La Santa Muerte: Un Culto en Ascenso
El culto a la ‘Santa Muerte’ tiene sus raíces en el siglo XVIII, cuando indígenas en México comenzaron a venerar a un esqueleto como símbolo de la muerte. Con el tiempo, esta devoción se ha extendido a lo largo de Centroamérica y otros países, a menudo asociada con el narcotráfico. En Ecuador, la relación entre el culto y el crimen organizado se ha intensificado en la última década, especialmente tras la influencia del cartel de Sinaloa en grupos como ‘Los Choneros’. Estos grupos han adoptado la figura de la ‘Santa Muerte’ como un símbolo de protección y poder, ofreciendo rituales y ofrendas antes de cometer actos delictivos.
La presencia de altares a la ‘Santa Muerte’ en espacios públicos, como el que fue derribado en Guayaquil, indica la normalización de esta práctica en ciertas comunidades. La Policía ha señalado que estos altares no son meras expresiones de fe, sino que están íntimamente ligados a la estructura del crimen organizado, funcionando como puntos de referencia para las actividades ilegales en la zona. En el caso del altar en Guayaquil, su ubicación estratégica y la instalación de cámaras de seguridad sugieren que era parte de un sistema de vigilancia más amplio, diseñado para proteger las operaciones de las bandas criminales.
### La Respuesta de las Autoridades y la Comunidad
La demolición del altar ha generado reacciones diversas en la comunidad. Por un lado, muchos ciudadanos apoyan las acciones del alcalde y las fuerzas del orden, viendo en ellas una oportunidad para recuperar el control de sus barrios y reducir la violencia. Sin embargo, también hay quienes sienten que el culto a la ‘Santa Muerte’ es una expresión cultural que no debería ser atacada, argumentando que la solución a la violencia debe centrarse en abordar las causas subyacentes, como la pobreza y la falta de oportunidades.
El cerro del Carmen, donde se encontraba el altar, ha sido identificado como un punto crítico para el microtráfico y otras actividades delictivas. Las autoridades han indicado que en esta área operan bandas dedicadas a la extorsión, el sicariato y el tráfico de drogas, que han establecido sus propios sistemas de vigilancia. Esta situación ha llevado a un aumento en la presencia policial, pero también ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad de los residentes y la efectividad de las medidas adoptadas.
El ataque armado que precedió a la demolición del altar es un claro indicativo de la violencia que permea en la región. La muerte de ‘Guasón’ y los disparos que impactaron en la barbería donde ocurrió el incidente son un recordatorio de la lucha constante entre las autoridades y las organizaciones criminales. La intervención en el altar puede ser vista como un intento de desmantelar no solo un símbolo de culto, sino también una estructura de poder que ha crecido en medio de la impunidad.
La situación en Guayaquil refleja un fenómeno más amplio en Ecuador, donde el narcotráfico y la violencia han escalado en los últimos años. La relación entre el culto a la ‘Santa Muerte’ y el crimen organizado plantea preguntas sobre la cultura de la violencia en el país y cómo las autoridades pueden abordar este problema de manera efectiva. La respuesta de la comunidad y las acciones de las autoridades serán cruciales para determinar el futuro de la seguridad en la región y la lucha contra el narcotráfico.