El reciente asesinato de Édgar Aguayo, presidente de la Cámara de Comercio de Esmeraldas, ha conmocionado a la comunidad local y ha puesto de manifiesto la creciente violencia en Ecuador. Este trágico suceso, ocurrido el 18 de agosto de 2025, ha llevado a la detención de tres sospechosos, quienes presuntamente forman parte de la organización criminal conocida como Los Tiguerones. Las autoridades han comenzado a investigar las circunstancias que rodearon este crimen, que se suma a un alarmante aumento de homicidios en el país.
### Contexto del Crimen
Édgar Aguayo, de 65 años, fue asesinado a tiros en el momento en que se disponía a abrir su farmacia en el centro de Esmeraldas. Testigos informaron que dos individuos en una motocicleta se acercaron al empresario y le dispararon en la cabeza, un acto que ha sido calificado como un ajuste de cuentas por las autoridades. La Fiscalía ha indicado que el crimen fue llevado a cabo por un grupo organizado que ha estado operando en la región, lo que ha generado preocupación entre los ciudadanos y empresarios locales.
La detención de los tres sospechosos, identificados como Jonathan P., Yordy N. y Michael F., se produjo dos días después del asesinato. Según informes, estos individuos fueron capturados durante una serie de allanamientos realizados en las zonas de Divino Niño y Las Américas, donde se encontraron evidencias que los vinculan directamente con el crimen. La Fiscalía ha señalado que el uso de un vehículo tipo pasola, que fue identificado en grabaciones de seguridad, fue crucial para la ejecución del asesinato.
Este incidente no es un caso aislado. Ecuador ha experimentado un aumento significativo en la violencia y los homicidios en los últimos años. De acuerdo con datos del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado, el primer semestre de 2025 cerró con 4.619 homicidios, lo que representa un incremento del 47% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este aumento ha llevado a las autoridades a implementar medidas más estrictas de seguridad y a militarizar ciertas áreas del país, especialmente aquellas más afectadas por el crimen organizado.
### Respuesta del Gobierno y la Comunidad
La respuesta del gobierno ecuatoriano ante esta ola de violencia ha sido contundente. El presidente Daniel Noboa anunció el envío de tropas militares a varias provincias, incluyendo Esmeraldas, con el objetivo de combatir el narcotráfico y restaurar la seguridad en las comunidades. Esta medida ha sido recibida con escepticismo por algunos sectores de la población, que cuestionan la efectividad de la militarización como solución a un problema tan complejo.
La comunidad de Esmeraldas ha expresado su preocupación por la creciente inseguridad. Muchos ciudadanos sienten que la violencia ha alcanzado niveles intolerables, afectando no solo a los empresarios, sino también a las familias y a la vida cotidiana. La Cámara de Comercio de Esmeraldas ha hecho un llamado a las autoridades para que se implementen estrategias más efectivas que aborden las causas subyacentes de la violencia, como la falta de oportunidades económicas y la educación.
Además, la situación ha llevado a un aumento en la demanda de medidas de seguridad por parte de los empresarios locales. Muchos han comenzado a invertir en sistemas de vigilancia y en la contratación de seguridad privada para proteger sus negocios. Sin embargo, estas medidas son solo un paliativo ante un problema que requiere una solución integral y a largo plazo.
La violencia en Ecuador, y en particular en Esmeraldas, ha sido alimentada por la lucha entre bandas criminales por el control de territorios y rutas de narcotráfico. Este contexto ha generado un clima de miedo y desconfianza entre los ciudadanos, quienes se sienten cada vez más vulnerables ante la amenaza del crimen organizado.
El asesinato de Édgar Aguayo es un recordatorio doloroso de la realidad que enfrenta Ecuador en la actualidad. La necesidad de un enfoque más holístico que incluya la prevención del delito, la educación y el desarrollo económico es más urgente que nunca. La comunidad y las autoridades deben trabajar juntas para encontrar soluciones que no solo aborden los síntomas de la violencia, sino que también ataquen sus raíces.