La reciente eliminación de Mushuc Runa en los octavos de final de la Copa Sudamericana ha desatado una ola de reacciones, especialmente por las declaraciones de su director técnico, Paúl Vélez. Tras el partido contra Independiente del Valle, Vélez expresó su descontento con el arbitraje, específicamente con la actuación de la árbitra brasileña Edina Alves. Sus palabras, que han sido interpretadas como un ataque a la dignidad de las mujeres en el deporte, podrían acarrear serias consecuencias para el entrenador.
### La polémica rueda de prensa
Después del encuentro, que terminó en un empate 2-2 y se decidió en penales, Vélez no dudó en criticar la decisión de asignar a una mujer para dirigir un partido de tal magnitud. «Lamentablemente nos ponen a pitar, y lo digo con respeto, al sexo opuesto (…) No es que esté en contra de las mujeres, pero para torneos internacionales no estoy de acuerdo», fueron sus palabras textuales. Esta declaración ha generado un fuerte debate sobre la inclusión de mujeres en roles de arbitraje en el fútbol profesional, especialmente en competiciones de alto nivel.
El entrenador también se quejó del tiempo adicional que se otorgó durante el partido, argumentando que esto afectó el desempeño de su equipo. «Son decisiones arbitrales y la verdad no me gustó», añadió, dejando claro que su frustración no solo se limitaba a la figura de la árbitra, sino también a la gestión del tiempo en el partido.
La reacción a sus comentarios no se ha hecho esperar. Muchos aficionados y expertos en el deporte han criticado a Vélez por sus afirmaciones, considerándolas como un retroceso en la lucha por la igualdad de género en el fútbol. La controversia ha puesto de relieve la necesidad de un diálogo más amplio sobre el papel de las mujeres en el deporte, tanto en el campo como en la dirección técnica y arbitral.
### Posibles sanciones y el Código Disciplinario de Conmebol
Las declaraciones de Paúl Vélez podrían tener repercusiones significativas, ya que el artículo 17 del Código Disciplinario de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) establece que cualquier jugador u oficial que insulte o atente contra la dignidad de una persona o grupo de personas puede ser sancionado con un mínimo de cinco partidos o un periodo de tiempo de al menos dos meses. Esto incluye a los directores técnicos, lo que pone a Vélez en una situación delicada.
Además de la suspensión, el entrenador podría enfrentar una multa económica que podría ascender a 20,000 dólares. Hasta el momento, la Conmebol no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el caso, pero es probable que se inicie un expediente para investigar las declaraciones de Vélez. La situación es aún más complicada para Mushuc Runa, que actualmente ocupa el último lugar en la tabla de posiciones de la LigaPro, lo que añade presión sobre el club y su cuerpo técnico.
La controversia también ha reavivado el debate sobre la calidad del arbitraje en el fútbol ecuatoriano y la necesidad de una mayor formación y apoyo para los árbitros, independientemente de su género. Muchos argumentan que las críticas al arbitraje deben centrarse en el desempeño y no en el género del árbitro, y que comentarios como los de Vélez solo perpetúan estereotipos dañinos.
La situación de Paúl Vélez es un recordatorio de que las palabras tienen un peso significativo, especialmente en el ámbito deportivo, donde la igualdad de género sigue siendo un tema candente. La comunidad futbolística está a la expectativa de cómo se desarrollará este caso y qué medidas tomará la Conmebol en respuesta a las declaraciones del entrenador. La inclusión de mujeres en el arbitraje y en roles de liderazgo en el deporte es un avance que debe ser apoyado y defendido, y la reacción a las palabras de Vélez podría ser un paso hacia adelante o un retroceso en esta lucha por la igualdad.