Ecuador ha tomado la decisión de adquirir 448 megavatios de electricidad a Colombia en la madrugada del 15 de agosto de 2025, alcanzando casi el límite máximo permitido de intercambio energético entre ambos países. Esta acción ha suscitado diversas preguntas sobre las razones detrás de esta compra y su impacto en el sistema eléctrico ecuatoriano. El Ministerio de Energía ha afirmado que estas transacciones se realizan únicamente cuando los precios son favorables para Ecuador, lo que plantea un escenario interesante en el contexto de la oferta y demanda de electricidad en la región.
La compra de electricidad a Colombia se ha convertido en un tema recurrente en la agenda energética de Ecuador, especialmente en momentos críticos como el estiaje, que se prevé comenzará en septiembre de 2025. A pesar de que en julio la ministra de Energía había indicado que no sería necesario recurrir a Colombia para satisfacer la demanda eléctrica, la situación actual ha llevado al gobierno a reconsiderar esta postura. La ministra había mencionado que el objetivo era fomentar la producción de electricidad nacional, evitando así la dependencia de importaciones, pero la realidad del mercado ha demostrado ser más compleja.
### Análisis del Mercado Energético
El intercambio de electricidad entre Ecuador y Colombia no es un fenómeno nuevo, pero ha cobrado relevancia en los últimos años debido a las fluctuaciones en la producción de energía y la variabilidad climática. En este sentido, el Ministerio de Energía ha indicado que las compras se realizan cuando el costo de la electricidad colombiana es inferior al de la generación térmica en Ecuador. Esto se traduce en un ahorro significativo para el país, ya que permite optimizar los recursos disponibles y garantizar un suministro continuo de energía a los ciudadanos.
En el contexto actual, el embalse de Mazar, que es el principal reservorio de agua para la generación eléctrica en Ecuador, se encuentra en niveles óptimos. A las 03:00 del 15 de agosto, el embalse registraba un nivel de 2.152,95 metros sobre el nivel del mar, muy cerca de su capacidad máxima. Sin embargo, a pesar de que el embalse está lleno, la disminución en las lluvias ha generado preocupación sobre la sostenibilidad de esta situación a largo plazo. El ingreso de agua al embalse ha disminuido drásticamente, pasando de 208 a 107 metros cúbicos por segundo entre julio y agosto de 2025, lo que podría afectar la producción de energía en los meses venideros.
La estrategia del gobierno ecuatoriano de diversificar sus fuentes de energía y buscar alternativas más económicas es un paso positivo hacia la sostenibilidad del sistema eléctrico. Sin embargo, la dependencia de las importaciones de electricidad puede ser un arma de doble filo, ya que cualquier cambio en las condiciones climáticas o en la política energética de Colombia podría impactar directamente en la capacidad de Ecuador para garantizar un suministro estable y asequible.
### Implicaciones para el Futuro Energético de Ecuador
La decisión de comprar electricidad a Colombia plantea interrogantes sobre el futuro del sector energético en Ecuador. Si bien la compra actual puede ser vista como una solución temporal ante la inminente crisis del estiaje, también resalta la necesidad de que Ecuador invierta en infraestructura y en la generación de energía propia. La ministra de Energía ha mencionado la posibilidad de lanzar procesos para la instalación y alquiler de plantas eléctricas, lo que podría ayudar a mitigar la dependencia de las importaciones en el futuro.
Además, la situación actual pone de relieve la importancia de la planificación a largo plazo en el sector energético. Ecuador necesita desarrollar una estrategia que no solo contemple la compra de electricidad en momentos de crisis, sino que también promueva la inversión en energías renovables y en la modernización de su infraestructura eléctrica. Esto no solo garantizaría un suministro más estable, sino que también contribuiría a la sostenibilidad ambiental del país.
En resumen, la compra de electricidad a Colombia por parte de Ecuador es un reflejo de la complejidad del mercado energético en la región. Aunque puede ofrecer soluciones a corto plazo, es fundamental que el país adopte un enfoque proactivo para asegurar su independencia energética y fomentar un desarrollo sostenible en el sector. La situación actual es un llamado a la acción para que las autoridades ecuatorianas evalúen sus políticas energéticas y busquen alternativas que beneficien a la población en el largo plazo.