Gabriela Gómez, una comunicadora y experta en marketing digital, ha encontrado su pasión en el mundo de la gastronomía a través de las redes sociales. Nacida en Santo Domingo y con una trayectoria que abarca más de dos décadas, su vida dio un giro inesperado tras la muerte de su mentor, Carlos Luis Morales, lo que la llevó a reinventarse y explorar nuevas oportunidades en el ámbito digital. Hoy, es conocida por su contenido gastronómico en Instagram, donde comparte su amor por la comida, especialmente por los sabores ácidos.
### La Transformación de una Comunicadora a Influencer Gastronómica
Gabriela llegó a Guayaquil hace 21 años con la intención de estudiar comunicación. Su carrera comenzó en el ámbito de la comunicación política, pero tras la pérdida de su jefe, se vio obligada a buscar nuevas formas de expresión. En un principio, comenzó a recomendar cafeterías y restaurantes a través de su cuenta de Instagram, compartiendo fotos y videos que capturaban su experiencia gastronómica. Con el tiempo, su enfoque se transformó en un estilo de reportaje, donde no solo muestra los platos, sino que también cuenta las historias detrás de ellos.
«Vivo las comidas, los festivales que se organizan, los cuentos según mi experiencia, como si fuera periodismo tradicional», explica Gabriela. Su estilo auténtico y su pasión por la gastronomía han resonado con sus seguidores, quienes confían en sus recomendaciones. A través de su contenido, ha logrado influir en las decisiones de sus seguidores sobre qué lugares visitar y qué platos probar.
La rentabilidad de su trabajo es un tema que también aborda con seriedad. «Es rentable si nos manejamos con responsabilidad. Trabajo con muchas marcas, algunas de las cuales han estado conmigo durante años», comenta. Su enfoque no solo se limita a grandes restaurantes; también apoya a pequeños negocios, lo que refleja su compromiso con la comunidad local.
### La Relación de Gabriela con la Comida y su Estilo de Vida
A pesar de su amor por la comida, Gabriela no se considera una experta en la cocina. «Cocino para mí nada más, preparo seco de pollo. No es mi pasión cocinar, siento que lo mío es contar lo que el chef prepara o la historia de los platos», dice con una sonrisa. Su enfoque es más sobre la experiencia de degustar y compartir que sobre la preparación de los alimentos. Esto la ha llevado a desarrollar una relación única con la comida, donde su paladar y sus sentidos son los protagonistas.
Gabriela también es consciente de la importancia de mantener un equilibrio en su vida. A pesar de probar una variedad de platos, se asegura de cuidar su salud a través del ejercicio regular. «Practico mucho ejercicio, me cuido. No dejo de entrenar porque esa es la otra parte que también me hace feliz», afirma. Su estilo de vida activo le permite disfrutar de su pasión por la gastronomía sin comprometer su bienestar.
La influencia de sus sentidos es un tema recurrente en sus conversaciones. «Moriría sin mis sentidos», dice, enfatizando la importancia del gusto y el olfato en su vida. Su experiencia con COVID-19, que le hizo perder temporalmente el gusto y el olfato, le hizo apreciar aún más estos sentidos. «Descubrí TikTok jugando, ya como trabajo comencé a crear contenido hace cuatro años», recuerda, mostrando cómo la adversidad puede llevar a nuevas oportunidades.
Gabriela tiene una relación particular con los sabores. «Lo salado es lo que más me gusta; lo dulce, lo vomito, lo odio; lo amargo, hay tragos muy amargos que me gustan y lo ácido, lo amo. No puedo vivir sin lo ácido, todo lo consumo con limón hasta el café», comparte. Su amor por el limón es tan profundo que incluso tiene un tatuaje de este cítrico en su muñeca, un homenaje a su padre y a su pasión por los sabores ácidos.
Además de su amor por la comida, Gabriela también se ha convertido en una voz activa en temas ambientales. Durante la pandemia, promovió la reducción del uso de plásticos y la importancia de cuidar el medio ambiente. Su compromiso con causas sociales y ambientales refleja su deseo de hacer una diferencia en su comunidad.
A pesar de los desafíos personales que ha enfrentado, incluyendo la pérdida de un hijo y un diagnóstico de lupus, Gabriela ha encontrado en su trabajo una forma de sanar y crecer. Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, y su influencia en el mundo gastronómico continúa creciendo, inspirando a otros a explorar y disfrutar de la rica cultura culinaria de Ecuador.